El mes pasado, esta serie de artículos dio ejemplos de cómo la Biblia, según la dilucida la Ciencia Cristiana, provee amplias ilustraciones sobre el significado de los Diez Mandamientos. Este artículo continúa con un enfoque de las otras dos partes de las “primeras lecciones” para la Escuela Dominical, establecidas por la Sra. Eddy en el Artículo XX, Sección 3, del Manual de La Iglesia Madre.
El modelo para la oración que enseñamos en nuestras Escuelas Dominicales es la oración misma de Cristo Jesús, la oración que él enseñó a sus discípulos. Ver Mateo 6:9–13. “El Padre Nuestro es la oración del Alma y no de los sentidos materiales”,Ciencia y Salud, pág. 14. escribe la Sra. Eddy, e indica la importancia que tiene en la educación espiritual. Su interpretación espiritual de esta oración Ver Ciencia y Salud, págs. 16–17. une al alumno y al maestro directamente con el Cristo, la Verdad, siempre presente para salvar y sanar. Esta oración abarca todas las necesidades humanas, nos dice las Sra. Eddy. Más adelante nos dice: “Sólo a medida que nos elevamos por encima de toda sensación material y de todo pecado, podemos alcanzar la aspiración celestial y la consciencia espiritual que están indicadas en el Padre Nuestro y que sanan instantáneamente al enfermo”.Ibid., pág. 16.
Aprender a alcanzar esa aspiración, esa consciencia espiritual y clara, es aprender la oración que sana. Esto tal vez sea el más maravilloso resultado de la enseñanza en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Cada niño merece saber, e íntimamente anhela, esta oración sanadora. Ella vence impedimentos morales y físicos que obstruyen el paso hacia el progreso.
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