Todos nosotros tomamos tantas decisiones durante el día que generalmente ni nos damos cuenta de que estamos eligiendo entre esto o aquello, o yendo aquí o allá, ¿no es así? Bueno, me gustaría contarles algo acerca de una decisión que Isabel tomó por su cuenta, sin decirle nada a nadie. Y ella sabía que estaba tomando una decisión importante.
Isabel tenía once años y estaba bastante acostumbrada a decidir cosas por sí misma, pues a menudo ayudaba a cuidar a su hermana menor y a sus dos hermanos. Ese día al cual me refiero, ella tenía un fuerte dolor de cabeza y no se sentía con deseos de jugar con sus hermanos. Su papá le dijo que si ella lo deseaba, podía tomar una aspirina de las que había en el botiquín del baño.
Pero, esta vez, Isabel no estaba segura si realmente quería tomar una aspirina. Lo que ocurría era que su mamá la había llevado a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana desde que era muy pequeña. A Isabel le encantaba lo que estaba aprendiendo acerca de Dios. Ella comenzaba a comprender por sí misma que Dios verdaderamente nos cuida mejor que nadie.
Mientras miraba los diferentes frascos que había en el botiquín, Isabel de pronto pensó: “Esto no es lo que he estado aprendiendo en la Escuela Dominical. Lo que aprendí es que únicamente hay un Dios bueno que me creó y me cuida bien, y no tengo por qué estar enferma”.
Isabel estaba muy sorprendida y muy contenta de haber tenido esa idea tan rápidamente. Luego pensó: “Lo que más deseo es ser Científica Cristiana, y saber que soy hija de Dios. Por lo tanto, no necesito una aspirina para sentirme bien”. Isabel estaba en la misma situación que describe ese versículo de la Biblia donde Josué dice a las tribus de Israel: “Escogeos hoy a quién sirváis;. .. pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Ver Josué 24:15.
Isabel vio que elegir a Dios y todo lo bueno es siempre lo mejor. Nadie elegiría algo que no fuese de Dios. Isabel cerró la puerta del botiquín.
Fue después de algún tiempo que recordó haber tenido ese dolor de cabeza, pues éste había desaparecido en ese mismo momento. Eso fue una verdadera curación, porque no volvió a tener dolores de cabeza. Ella se sintió muy contenta por la decisión de haber elegido el cuidado de Dios.
[“Eligiendo a Dios” es el relato hecho por una joven acerca de la primera decisión que tomó de apoyarse por completo en la Ciencia Cristiana para todas sus necesidades. A pesar de que su padre no era Científico Cristiano, le permitió a Isabel asistir a una Escuela Dominical y tomar muchas de sus decisiones propias.]
Las experiencias de curaciones en los artículos del Heraldo se verifican cuidadosamente, incluso en los artículos escritos por niños o para niños.
