Durante incontables años, la gente ha tenido la tendencia a temer la oscuridad o las horas de la noche.
Estos temores se están reemplazando lentamente por un punto de vista más progresista y racional de las cosas; hemos empezado a entender que las horas de la noche no tienen que ser necesariamente malas. Sin embargo, a pesar de este progreso, todavía tienden a permanecer, de una forma u otra, las supersticiones acerca de la noche.
La Biblia nos dice que el mandato de la creación fue: “Sea la luz”. Gén. 1:3. Dios nunca creó el mal, tampoco creó la ilusión o sugestión del mal. Dios sólo conoce la luz, la luz de la Verdad y el Amor. Esta es la luz de todas las cosas reales y buenas. Los escritores bíblicos vieron este gran hecho y sacaron lecciones espirituales del mismo. El autor del Salmo 139 lo expresó en estas palabras: “Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz”. Salmo 139:11, 12.
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