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¿Lo están manipulando?

Del número de enero de 1986 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Qué tan a menudo hace usted decisiones sin ser influido por otros? ¿Está usted realmente pensando y haciendo decisiones libre de interferencias? En nuestra sociedad de hoy en día, nos vemos constantemente educados, influidos y casi bombardeados por una inmensa — y a veces sutil — propaganda sin ética.

Muy poco se ha propuesto como una solución eficaz para este problema. Pero una comprensión de Dios como Mente divina — el poder gobernante y motivador que es revelado por la Ciencia Cristiana — ofrece un verdadero remedio para tales influencias subversivas como la propaganda que, tal vez inconscientemente, ocasiona las enfermedades al promover remedios materiales para las mismas. Mediante la oración — el reconocimiento de la presencia y del poder de Dios como la única Mente — contamos con una liberación segura de la manipulación mental.

Mucho de lo que la humanidad experimenta como enfermedad, es el resultado de una falsa educación, de sugestiones agresivas, de una influencia contagiosa de pensamientos, que, a menudo, son difundidos bajo la máscara de hacer el bien. La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: “Se destruye el sueño de enfermedad cuando se comprende que la enfermedad es formada por la mente humana, no por la materia ni por la Mente divina”.Ciencia y Salud, pág. 396.

Cuando comprendemos que la enfermedad es esencialmente mental y no física, que es temor manifestado en el cuerpo, podemos más inteligentemente proteger nuestros pensamientos y corregir experiencias discordantes mediante una comprensión de la Verdad. Esta es la forma en que Cristo Jesús sanaba y la forma en que enseñó a sus seguidores a sanar.

Les advirtió: “Guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos”. Mateo 16:6. La levadura en este caso puede ser tomada como un equivalente bíblico de la propaganda de hoy en día. Jesús enseñó a sus seguidores a resitir el mal, a pensar por sí mismos, a cerrar la puerta a creencias usurpadoras y a responder a la dirección divina. Nos dijo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación”. Mateo 26:41.

Toda experiencia humana es la manifestación del pensamiento. La materia no puede hacer nada por sí misma; no tiene inteligencia. Lo que experimentamos como sugestiones de pecado y enfermedad, es definido por la Ciencia Cristiana como “mente mortal”, la manera de pensar negativa basada en la creencia errónea de que hay vida e inteligencia en la materia. “Mente mortal” es el término colectivo para todos los pecados y sufrimientos de la humanidad. Pero es una decepción, un concepto falso acerca de la mente. Ciencia y Salud explica: “Domináis la situación si entendéis que la existencia mortal es un estado de autoengaño y no la verdad del ser. La mente mortal está produciendo constantemente en el cuerpo mortal los resultados de opiniones falsas; y continuará haciéndolo, hasta que el error mortal sea privado de sus poderes imaginarios por la Verdad, la cual barre la telaraña de ilusión mortal”.Ciencia y Salud, pág. 403.

La verdad, como es revelada en la Ciencia Cristiana, es que Dios, la Verdad, la Vida y el Amor, es la única inteligencia creadora; que el hombre hecho a la semejanza de Dios es espiritual y perfecto; que la ley de Dios es la ley de la armonía, salud y compleción. Aprendemos que el mal es irreal — que jamás ha sido creado por Dios — y que tenemos un derecho legítimo para negar las pretensiones del mal y ser liberados de su influencia mesmérica. Aprendemos que Dios no es el causante de las enfermedades y que podemos eficazmente negar la falsa evidencia de los sentidos físicos.

Este enfoque para resolver los problemas humanos tiene una definida y firme base en las enseñanzas de Jesús y en su ministerio sanador. Jesús dio a conocer la naturaleza de Dios como Amor divino, y llevó a cabo la voluntad de Dios al sanar, restaurar, consolar y redimir a los individuos de las falsas pretensiones del mal, del pecado y de la enfermedad. Estaba liberando a sus seguidores de las imposiciones del pensamiento mortal, o mente mortal. Denunció al diablo o el mal, difiniéndolo como “mentiroso, y padre de mentira”. Juan 8:44.

En sus sermones didácticos el Maestro prestó especial atención a la manera de pensar de sus seguidores, en vez de analizar la anatomía. Dijo: “No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre”. Mateo 15:11. Los motivos, los deseos cultivados, las influencias secretas, el odio y los temores (impartidos a menudo en nuestra época por la influencia de los medios informativos), todo esto es lo que Jesús señaló como la fuente de las dificultades humanas. Dijo: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”. Mateo 7:15.

La Ciencia Cristiana nos ayuda a distinguir entre una influencia beneficiosa y una influencia perjudicial. Podemos discernir la diferencia entre las sugestiones de la mente mortal y las verdades de la Mente inmortal. Podemos aprender a proteger nuestro pensamiento como protegemos nuestros hogares contra ladrones y salteadores. Podemos poner un límite y estar alerta para apagar el televisor cuando el tema no es aceptable. Podemos negarnos a apoyar películas que fascinan con el ocultismo, la inmoralidad y la violencia.

Pero no son sólo las fuentes obvias de una transmisión negativa lo que tiene que ser vigilado. Necesitamos mantenernos alerta a cualquier sugestión sutil hipnótica que venga a usurparnos nuestro autogobierno, nuestro poder para pensar y actuar correctamente.

Si siente usted el arrastre magnético del materialismo, la fascinación de las drogas, los temores sutiles de la mortalidad o una tendencia al suicidio, puede estar usted seguro de que todas éstas son sugestiones de la mente mortal, creencias en una inteligencia o poder separado de Dios. La Sra. Eddy dice: “Quien se resista a ser influido por alguna mente que no sea la Mente divina, encomienda su camino a Dios, y se eleva por encima de sugestiones de origen maligno. La Ciencia Cristiana muestra que, mediante la verdad científica, existe una manera de escapar del ultimátum del mal de estos tiempos postreros; de modo que nadie tiene excusa”.Escritos Misceláneos, pág. 113.

Cuando devotamente escuchamos a la Mente divina, no simpatizamos con las sugestiones del pensamiento mortal y negativo. Resistimos el error cuando afirmamos las realidades de la Ciencia divina. De esta manera, demostramos que el reino de Dios está dentro de nosotros y experimentamos el gobierno del Amor divino. Este es un resultado natural y normal que viene de comprender la naturaleza de Dios y de vivir de acuerdo con Su voluntad.

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