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La primera vez que oí hablar sobre la Ciencia Cristiana, fue hace...

Del número de marzo de 1986 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La primera vez que oí hablar sobre la Ciencia Cristiana, fue hace algunos años, mientras escuchaba el programa de radio “La Verdad que sana”. Por ese tiempo, un miembro de la familia estaba en dificultad, y yo buscaba algo para ayudarle.

Poco tiempo después, una amiga de mi madre nos visitó, y cuando yo le mencioné el programa de radio, la amiga dijo que ella era Científica Cristiana. Esta amorosa señora empezó a enviarme ejemplares del Christian Science Sentinel, y me aconsejó que leyera Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, y así lo hice. El miembro de la familia que antes mencioné, no mostró interés por la Ciencia Cristiana. Pero yo sí recibí mucha ayuda de la Ciencia.

Un médico me había dicho que tendría que hacerme una operación si el tratamiento que él me estaba dando no corregía las severas hemorragias de las que estaba sufriendo desde hacía varios meses. Yo no sabía hasta entonces que los Científicos Cristianos confiaban solamente en Dios para la curación por medio de la oración. Sin embargo, con motivo de ciertas circunstancias, dejé de tomar las medicinas que el médico me había recetado. Justamente por medio de mi lectura del maravilloso libro Ciencia y Salud, las hemorragias cesaron. Estaba perfectamente bien, y me sentí como la mujer de la Biblia, que tocó el borde del manto de Cristo Jesús y sanó (ver Mateo 9:20–22).

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