La mayoría de nosotros hemos leído sobre el triunfo de lo que llamamos el espíritu humano. Estos relatos intensamente conmovedores puede que se refieran a la supervivencia o a la superación de enormes escollos en la vida cotidiana. Pero, por lo general, sacan a relucir en nosotros un gran amor y un deseo de expresar más espíritu. Nos hacen sentir profundamente el interés que tenemos en que todos los seres humanos se realicen en la vida y que experimenten el bien.
Para quienes estudian Ciencia Cristiana
Christian Science (crischan sáiens), el espíritu, o la inspiración, tiene una importancia indudable. Saben que el espíritu del Cristo, que ilumina al pensamiento receptivo, es lo que establece la diferencia entre la enfermedad y la salud, entre la preocupación por sí mismo y la libertad de amar.
Pero lo que el mundo generalmente denomina espíritu, parece ahora estar bajo ataque. En muchos países, la opresión se considera como algo normal. La dureza de corazón y la manipulación despiadada parecen ser cada vez más comunes en los negocios, el gobierno y la religión, aun en el “mundo libre”. El materialismo sostiene agresivamente que todo puede reducirse a la materia; y nuestro corazón se desespera a causa de esto.
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