¿Nos damos cuenta de que, algunas veces, nos estamos clasificando a nosotros mismos o clasificando a otros negativamente? Quizás digamos que esta persona es temperamental o aquélla demasiado joven. Hasta podemos llegar a aceptar que padecemos o que otros padecen de alguna enfermedad determinada.
El clasificar humanamente es una trampa contra la cual debemos estar alerta. Quisiera tratar de robarnos nuestra primogenitura como hijos e hijas espirituales de Dios. Clasificar equivocadamente a las personas es una fase de la creencia de que el hombre es mortal, es decir, un mortal imperfecto, sujeto a falsos apetitos, lujuria, carencia, odio, enfermedad, y aun muerte.
La Ciencia Cristiana nos capacita para ver más allá de este cuadro material erróneo, y para percibir al hombre que Dios ha formado; el hombre hecho a imagen y semejanza de Dios, el Espíritu divino. ¿Estamos tratando de ver la imagen de Dios allí mismo donde pareciera haber un hombre mortal e imperfecto?
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