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La seguridad se encuentra en la preparación espiritual

Del número de septiembre de 1986 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


A menudo, cuando brilla el sol, no sentimos la necesidad de acercarnos a Dios. Luego, cuando se avecinan las tormentas, no sabemos cómo recurrir a El en busca de Su ayuda. Mas una continua unión con Dios nos da las respuestas que necesitamos cuando vienen esas tormentas.

La historia bíblica de Noé nos da un ejemplo de esta preparación espiritual. Cuando el mal parecía estar tan desenfrenado como para desencadenar una inundación sobre la gente, la santidad de Noé, su fortaleza y comprensión espirituales, le capacitaron para soportar la inundación. Ver Gé., caps. 6–8. Con fe inquebrantable siguió la dirección espiritual de construir un barco.

Al igual que Noé, todos tenemos acceso a esta dirección espiritual, puesto que Dios, la Mente, gobierna nuestras actividades; pero lo que se necesita es comprender a Dios y, de esta manera, valernos de Su bien que siempre esta fluyendo hacia nosotros. A menudo, no prestamos atención a la dirección e intuición espirituales debido a nuestra ignorancia acerca de Dios. Puede que aun ridiculicemos a quienes lo hacen.

No obstante, ya sea que haya tormentas o buen tiempo, Dios es nuestra Vida. Dios es Mente, consciencia totalmente pura. En la consciencia de Dios, el hombre no puede experimentar el mal. La Mente, Dios, imparte verdad incesante al hombre. Y mediante el sentido espiritual podemos comprender y conocer a Dios y obedecer Su dirección. El discernimiento espiritual nos capacita para hallar refugio de las tormentas del materialismo.

Todas las llamadas fuerzas destructivas sobre la tierra están basadas en la creencia de que la vida es material. Si aceptamos esta creencia, negamos a Dios y estamos ciegos a la Verdad. Por ejemplo, el punto de vista material de la gente que vivía próxima a Noé, les impidió ver las señales que a él le indicaron la necesidad de protección espiritual.

Recientemente, me fue posible comprobar que la verdadera seguridad está en el refugio que ofrece la Verdad. Había enviado a mis dos nietos a un almacén que quedaba a pocas cuadras de casa. Al cabo de un rato, comencé a sentirme intranquila por ellos.

No había indicios materiales de que ellos estuvieran en peligro, pero sabía que la intranquilidad era un llamado para orar por su protección. Por medio del estudio de la Ciencia Cristiana había aprendido que la oración es poder divino. Es la acción del Cristo en la consciencia, librándonos de la influencia de las creencias malas. Restaura en nosotros la verdad que hace desaparecer la casualidad, el pecado, la discordancia: todas las pretensiones del mal.

Comencé a afirmar la totalidad de Dios. Comprendí que los niños eran en realidad ideas de Dios y que, como tales, estaban siempre bajo Su cuidado, en Su consciencia. Reconocí que la totalidad de Dios no dejaba lugar alguno para el mal ni para que alguna persona mala pudiese lastimarlos. Oré de esta forma hasta que sentí una confianza total en su bienestar y seguridad.

Bastante tiempo después, como no habían regresado, salí en busca de ellos. Vi que había autos policiales por todas partes y que el tráfico había sido bloqueado. Me enteré de que había habido un tiroteo en el mismo instante en que los niños debían regresar a casa. Pero regresaron a salvo. El noticiero esa noche informó que había sido un milagro que nadie hubiera sido lesionado, puesto que un hombre había estado disparando tiros desatinadamente de un lado a otro de una calle que, por lo general, está muy concurrida a esa hora del día.

La oración por mis nietos se basó en el hecho de que la protección o la seguridad no resulta de la casualidad. Ni es tampoco un favor especial de Dios. Es una ley de Dios que se halla disponible por medio de la oración científica que sana y salva. La comprensión espiritual que proviene de un cotidiano e íntimo acercamiento a Dios por medio de la oración y el estudio, nos equipa con la confianza necesaria en el poder que la Verdad posee para salvar.

Este acercamiento a Dios cuando brilla el sol, es la verdadera preparación para la protección de las tormentas del materialismo. A medida que fielmente nos preparamos espiritualmente, obtenemos perspectiva y percepción espiritual, y metafóricamente hablando, construimos nuestra arca.

La Sra. Eddy da esta definición de arca en Ciencia y Salud: “Seguridad; la idea, o reflejo, de la Verdad, que se demuestra que es tan inmortal como su Principio; la comprensión del Espíritu, que destruye a la creencia en la materia.

“Dios y el hombre, coexistentes y eternos; la Ciencia, que prueba que las realidades espirituales de todas las cosas son creadas por El y existen por siempre. El arca indica la tentación vencida y seguida de elevación”.Ciencia y Salud, pág. 581.

Estas palabras “tentación vencida” constituyen un buen recordatorio del trabajo que tenemos que hacer para construir y utilizar nuestra arca de protección: la necesidad de corregir nuestras vidas con el propósito de cambiar las falsas creencias de vida e inteligencia en la materia por la comprensión espiritual; la necesidad de comprender la vida de nuestro Maestro, Cristo Jesús, para seguirle; la necesidad de vencer el pecado, la enfermedad, la discordancia, la carencia, la limitación y la muerte por medio de la oración científica que la Ciencia Cristiana enseña. Podemos comenzar por estar espiritualmente activos; encomendándonos totalmente a los pensamientos, motivos, ambiciones y metas espirituales en nuestras vidas diarias.

El libro del Apocalipsis en la Biblia, nos relata una inundación diferente de la que enfrentó Noé. Esta inundación quisiera destruir el ideal-Cristo que ha venido en esta era para librar a la humanidad del materialismo. El pasaje dice así: “Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río”. Apoc. 12:15.

La serpiente, o sentido material, quisiera engañar a la humanidad y ahogar el ideal-Cristo en el materialismo si la Ciencia Cristiana, el heraldo de la Verdad para esta era, pudiese ser silenciada. Pero esta Ciencia está apresurando la desaparición del error, el pecado y la muerte por medio de la comprensión espiritual. Por medio del Cristo, la Ciencia revela a Dios a la consciencia humana.

El sentido material es ceguera espiritual, la misma ceguera que impidió que la gente de la era de Noé discerniera lo que los sentidos materiales no conocían; que la seguridad está en la preparación espiritual.

Las experiencias de Moisés, Elías, Daniel y muchos otros personajes bíblicos comprobaron esta protección. La vida de Jesús es el ejemplo supremo de cómo liberarnos del mal por medio del poder espiritual.

Miles de personas están hoy demostrando esta protección, como lo muestran los testimonios de los miércoles en las filiales de la Iglesia de Cristo, Científico, y los testimonios en las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana.

Nuestra propia protección y la del mundo han de encontrarse en nuestra comprensión de la Mente que es Dios. El Cristo, el testigo divino del Amor, presencia y poder de Dios, está siempre activo en nuestra consciencia.

La construcción de un arca hoy en día, requiere tanta dedicación como requirió la construcción del arca material de Noé. Exige fe, confianza y deseos de asemejarse al Cristo, de conocer y obedecer la dirección de Dios.

Las tormentas del error mortal quisieran inundar nuestra consciencia con temores, dudas y sentimientos destructivos de odio, remordimiento, resentimiento, obstinación y justificación propia. Pero, armados con la comprensión espiritual, podemos dejar de consentir su influencia. La oración basada en la comprensión de la totalidad de Dios, Su incesante bondad inmortal, y la unidad del hombre con Dios, demuestra el poder de la Verdad, que estabiliza, sana, corrige y gobierna armoniosamente.

Es el Cristo en el pensamiento lo que nos eleva al reino del amor de Dios, a la consciencia verdadera que no puede odiar y no puede amar el pecado ni creer que hay vida en la materia.

En la totalidad de la Mente divina, todos moramos seguros en el amor de Dios. El estar conscientes de esto implica estar en el arca, a salvo de la inundación de las amenazas de destrucción que hay en la era moderna.

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