Estamos constantemente bombardeados por los relatos que nos presentan la prensa y la televisión sobre personas, grupos de personas y, a veces, de países enteros, como carentes en gran manera de lo que es esencial para la vida humana. Es fácil aceptar la creencia de que el bien es limitado y que está sólo al alcance de algunos.
Sobre el mismo tema, a veces he oído preguntar a estudiantes del la Ciencia Cristiana: “¿Cómo se las arregla la gente que no conoce la Ciencia Cristiana?” En otras palabras: ¿Cómo hace para seguir adelante el que no tiene la seguridad que da la Ciencia Cristiana en el cuidado de Dios? Probablemente, también yo hubiera hecho esa pregunta. Pero un día me di cuenta de que era una pregunta que necesitaba ser respondida.
Al pensar en la respuesta, comencé razonando que, puesto que Dios, la Mente, ha creado la verdadera identidad de todos — de cada individuo — todos debemos tener acceso a esta Mente como la fuente de las ideas espirituales que satisfacen nuestra necesidad y nos conducen a la solución de nuestros problemas. Pronto me di cuenta de que la comprensión — aun en cierta medida — de que la ayuda de Dios está al alcance de cada uno de nosotros, porque todos somos Sus hijos, tiene muchas recompensas.
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