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La promesa de la ley de Dios

Del número de noviembre de 1987 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En la lengua esquimal hay muchas palabras para el vocablo nieve. Esto es natural. Los esquimales viven en regiones frías donde la nieve es abundante e inevitable. En regiones tropicales hay numerosos nombres para las palmeras. En diferentes idiomas las palabras dicen algo acerca de lo que es común en la vida de la gente.

También estaba pensando en otro grupo de palabras: Reglamentos, promesas, juramentos, obligaciones, contratos, deudas, mandamientos, estatutos, ordenanzas, fianzas, requisitos, convenios; todas estas palabras — y estoy seguro de que hay muchas más — son variaciones sobre el tema ley.

Nuestro idioma y nuestras experiencias están muy conectados con la ley. Pero, a no ser que la ley sea realmente respetada, ésta puede parecer apenas algo más que una abstracción. Una deuda que no se paga, no tiene valor. Una orden que no es respetada por toda, o la mayoría de la comunidad, es sólo una parodia de la ley. Una promesa que no se cumple, una regla que se ignora, un contrato que se viola pueden perjudicar, corromper y debilitar aún más la falta de confianza. Si no se tiene confianza, ni sentido de responsabilidad, a pesar de las palabras que se usen, hay muy poca evidencia de la ley o de beneficiarse con ella.

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