Un aviso comercial por la radio me exhortó a que “me preparara” para el verano con cierta maraca de vendas adhesivas. Ese mismo día, mientras hacía las compras, adquirí una caja gigante de precio económico de esa misma marca.
En menos de un mes, mi familia y yo — cuatro en total — habíamos utilizado casi todas las bandas adhesivas; sólo quedó una. Jamás habíamos tenido tal cantidad de rasguños, cortaduras y raspaduras. De manera que nuevamente añadí vendas adhesivas a mi lista de compras.
Pero, antes de ir nuevamente a la tienda, encontré una declaración en mi estudio de Ciencia Cristiana que me ayudó a darme cuenta de que había adquirido algo más que vendajes. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy explica: “Causáis sufrimientos corporales y los aumentáis al admitir su realidad y continuidad, tan directamente como aumentáis vuestras alegrías al creer que son reales y continuas”.Ciencia y Salud, pág. 397. En cierto sentido, aquel aviso comercial también estaba vendiendo accidentes, nuestra propensión a ellos y la supuesta necesidad de ellos. Y yo, sin darme cuenta, había comprado todo el paquete. ¡No es de extrañar que esas vendas adhesivas no duraran!
A través de mi estudio diario de la Biblia y de Ciencia y Salud, el libro de texto de la Ciencia Cristiana, estaba aprendiendo que el reino de los cielos, o la armonía, está aquí mismo, cerca de nosotros, como Cristo Jesús lo enseñó y demostró; y que nosotros también podemos demostrar que Dios es supremo en el ámbito humano. “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”, Mateo 6:10. declara el Padre Nuestro, y este hecho se ve en la curación de la enfermedad humana, así como del pecado. La curación es el efecto irresistible de la ley divina, que incluye a la humanidad y restablece la armonía.
La causalidad y el gobierno del Amor son todo, a pesar de lo que los sentidos materiales indiquen. Y cada uno de nosotros podemos demostrar esto. Mientras más consecuentemente nuestra comprensión de la bondad y la totalidad de Dios ponga nuestro pensamiento y acciones en armonía con la realidad espiritual, más consecuentemente experimentaremos el gobierno del Amor mediante un grado mayor de armonía, felicidad y salud en nuestras vidas.
Cuando fui a la tienda al día siguiente, no compré más vendas adhesivas. La Ciencia Cristiana me había enseñado que podía esperar más de la bondad de Dios — Su cuidado y gobierno, incluso Su seguridad — en nuestras vidas. “Porque de él es mi esperanza”, Salmo 62:5. dijo el Salmista.
Y ¿saben qué pasó? Al final del verano, la última banda adhesiva aún estaba allí, sin usarse y sin que se necesitara. Me sirvió como un recordatorio de esta lección que había aprendido, y por la cual estaba tan agradecida: la de estar más alerta a lo que admitía en mi pensamiento, sabiendo que tenía la capacidad y autoridad otorgadas por Dios para escoger el bien como la realidad en todas las cosas. También vi que podía rehusar con gozo y dominio ser motivada por el temor, aun en lo más mínimo.
Meses más tarde, en el mismo supermercado, al final de un estante, había una montaña como de dos metros de cajas de papel facial con el rótulo: “Prepárese para el invierno”. !Vaya si estuve alerta en esa ocasión! Lo primero que me vino al pensamiento fue el siguiente proverbio: “No tiene temor de la nieve por su familia”. Prov. 31:21.
Sonreí, agradecida otra vez por la lección anterior, y tomé un momento para abrazar a todo mi mundo con lo que había aprendido. En silencio reconocí la ley irrefutable e irresistible de Dios — la bondad de Su totalidad y la totalidad de Su bondad — que está aquí para todos, no solamente para mí y los míos. Por lo tanto, ninguno necesita tornarse en esclavo de creencias en limitaciones que se consideran propias de la estación: tales como resfriados, fiebre de heno, abrasiones, depresiones, o cualquier cosa que sea desemejante al bien.
Y ¡no es de extrañar! Porque aprendemos en Ciencia y Salud: “Mantened vuestro pensamiento firmemente en lo perdurable, lo bueno y lo verdadero, y los experimentaréis en la medida en que ocupen vuestros pensamientos”.Ciencia y Salud, pág. 261.
Ahora bien, no me interpreten mal. No estoy diciendo que la Ciencia Cristiana no está de acuerdo con el uso de bandas adhesivas o papel facial. Pero, cuanto más acepte nuestro pensamiento la liberación de todo daño que acompaña un entendimiento de la bondad de Dios y Su gobierno, tanto menos e infrecuente será nuestra necesidad de usar estos productos, y mayor será nuestro progreso en la demostración de que el reino de los cielos se ha acercado.
