Un aviso comercial por la radio me exhortó a que “me preparara” para el verano con cierta maraca de vendas adhesivas. Ese mismo día, mientras hacía las compras, adquirí una caja gigante de precio económico de esa misma marca.
En menos de un mes, mi familia y yo — cuatro en total — habíamos utilizado casi todas las bandas adhesivas; sólo quedó una. Jamás habíamos tenido tal cantidad de rasguños, cortaduras y raspaduras. De manera que nuevamente añadí vendas adhesivas a mi lista de compras.
Pero, antes de ir nuevamente a la tienda, encontré una declaración en mi estudio de Ciencia Cristiana que me ayudó a darme cuenta de que había adquirido algo más que vendajes. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy explica: “Causáis sufrimientos corporales y los aumentáis al admitir su realidad y continuidad, tan directamente como aumentáis vuestras alegrías al creer que son reales y continuas”.Ciencia y Salud, pág. 397. En cierto sentido, aquel aviso comercial también estaba vendiendo accidentes, nuestra propensión a ellos y la supuesta necesidad de ellos. Y yo, sin darme cuenta, había comprado todo el paquete. ¡No es de extrañar que esas vendas adhesivas no duraran!
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