“¡No, esto no puede ser!”, exclama el ama de casa cuando descubre que su horno de microondas había cocinado la comida demasiado y la cena se quemó. La misma exclamación podría describir la primera reacción que alguien tendría cuando se halla ante circunstancias más serias, quizás, un acontecimiento que parezca más abrumador.
Una reacción tan natural ilustra uno de los anhelos de la mente humana: el resistirse a aceptar una pérdida, un accidente o los síntomas de una enfermedad. Pero la mente humana, por sí misma, es incapaz de destruir verdaderamente lo que teme o lo que le disgusta. Puede que grite “no”, pero a un nivel más esencial está diciendo “sí”.
Sin embargo, una declaración como “no, no aceptaré esto”, puede transformar por completo un incidente tal como una enfermedad, temor o pena, si está dentro de un contexto correcto y si está espiritualmente inspirada. En otras palabras, una negación puede tener un contexto tan positivo que literalmente invierta lo que aparenta ser irreversible.
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