¿Alguna vez se ha preguntado cómo una enfermedad corporal, con sus complejos procesos, puede ser sanada “simplemente mediante la oración”? Si somos sinceros, casi todos tenemos que admitir que alguna vez nos hemos hecho esa clase de pregunta.
Tomemos como ejemplo la gripe; podríamos preguntarnos cómo se puede bajar la fiebre, cambiar secreciones anormales, eliminar los escalofríos, etc. Y, sin embargo, la curación mediante el Cristo, como se entiende en la Ciencia Cristiana
Christian Science (crischan sáiens), con frecuencia ha hecho todo eso.
Pero, ¿qué decir cuando una situación es más grave? A una amiga mía que comenzaba la práctica pública de la Ciencia Cristiana, le pidieron ayuda por medio de la oración para sanar un tímpano perforado. Ella se preguntó cómo podría corregirse eso, pues parecía tan definitivo. Pero hizo a un lado esa pregunta de la mente humana y obedeció a Dios. Se dio cuenta de que Dios, quien la Ciencia Cristiana enseña que es Mente, de ninguna manera podía ser desconcertado por esa pregunta. Y la curación se efectuó.
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