Juanita y yo éramos vecinas y buenas amigas. Jugábamos juntas casi todos los días‚ caminábamos juntas a la escuela‚ y nos contábamos nuestros secretos.
Prometimos que siempre seríamos amigas. Y a pesar de que éramos diferentes en muchos aspectos‚ aún somos buenas amigas. Pero recuerdo una vez cuando nuestra amistad casi se transformó en guerra. Después de ese incidente, prometimos que nunca permitiríamos que eso volviese a ocurrir. Y no ha ocurrido.
Juanita había venido a mi casa a pasar el día. Todo había comenzado bien‚ pero‚ de pronto decidió que no quería terminar la partida de cartas que estábamos jugando.
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