Deseo expresar mi gratitud por la curación de un problema en la vista que tuvo lugar hace varios años. Conocí la Ciencia Cristiana durante mi primera visita a los Estados Unidos, y con ella, obtuve una nueva comprensión de Dios, la Vida divina. La Ciencia cambió por completo mi perspectiva. Aprendí que el hombre real no está condenado al sufrimiento o la limitación.
Cuando efectué esa visita, tenía que usar anteojos para leer, y, más adelante, para manejar. Al estudiar la Lección Bíblica (indicada en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana), alcancé la comprensión de que la verdadera visión es espiritual. El Glosario de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, al definir el término ojos comienza diciendo: “Discernimiento espiritual — no material, sino mental” (pág. 586).
Un día, se me ocurrió pensar que, si seguía la lógica de lo que estaba aprendiendo en la Ciencia Cristiana, no debería necesitar anteojos para ver claramente. Y así fue que, al ir descubriendo más lo que es Dios y el hombre hecho a Su imagen por medio del estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud, las verdades que fui comprendiendo abrieron el camino para que se manifestara mi curación de vista defectuosa.
Al poco tiempo de haber comenzado a estudiar la Ciencia Cristiana, hubo un momento en el que me pregunté si debería continuar en este camino que había escogido, es decir, confiar totalmente en Dios para la curación. Mientras meditaba sobre esto, vino a mi pensamiento la siguiente pregunta: “¿Prefieres creer en un universo gobernado por Dios y en toda la belleza y armonía que encuentras en las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, o, quieres regresar al punto de vista del mundo en el cual el hombre es mortal y está condenado al mal y a la enfermedad?” En estos términos, se me hizo evidente que debía continuar confiando en Dios y en Su poder curativo, que ofrece la salvación completa.
Decidí ser tan receptiva a la curación por la Ciencia Cristiana como fuera posible, desechando toda opinión preconcebida y limitativa acerca de Dios y el hombre. Encontré apoyo en muchos pasajes de la Biblia y de Ciencia y Salud, pero éste en Ciencia y Salud se destacó más que los demás, y dice: “No es sabio tomar una actitud indecisa y vacilante, o tratar de valerse igualmente del Espíritu y de la materia, de la Verdad y del error. Hay un solo camino — a saber, Dios y Su idea — que nos lleva al ser espiritual” (pág. 167).
Cuando puse mi confianza en Dios, aprendí que debía resistir los deseos de evaluar el progreso de la vista desde una base material. Dejé de examinarla mirando fijamente a objetos distantes para determinar si los podía ver claramente. El consejo que da la Sra. Eddy en Ciencia y Salud, me aclaró esto: “Oscurecéis y anuláis la ley divina de la curación cuando pesáis en una misma balanza lo humano con lo divino o limitáis en cualquier dirección que tome vuestro pensamiento la omnipresencia y omnipotencia de Dios” (pág. 445).
La curación del problema visual ha sido completa. Con el correr de los años, me han examinado la vista varias veces, tanto en los Estados Unidos como en mi país natal, Francia. Estos exámenes han sido tanto para el servicio civil como para conducir automóviles, y todos han indicado que mi vista es normal y que no necesito anteojos.
Me regocijo en el hecho de que la vista real se deriva de Dios. Antes de esta curación, me costaba mucho leer. Ahora leo más que nunca, puesto que me dedico al estudio de la Ciencia Cristiana y, también, sigo estudios académicos. Junto con esta curación, vino la de una enfermedad de los ojos que siempre reaparecía y que fue diagnosticada como conjuntivitis, para la cual había utilizado remedios durante muchos años antes de conocer la Ciencia Cristiana.
Estas curaciones y muchas otras — incluso las de resfríos, dolores de espalda, liberación de presiones académicas y temor a los exámenes universitarios — se lograron por medio del estudio y la oración en esta Ciencia. El apoyo que encontré al concurrir a una Sociedad de la Ciencia Cristiana en la ciudad francesa donde vivía antes de trasladarme a los Estados Unidos, fue muy importante para el logro de las curaciones. La instrucción en clase fue, también, otro paso de progreso en mi creciente dedicación a la Ciencia Cristiana. Las palabras, en verdad, no pueden expresar adecuadamente lo que le debo a esta Ciencia.
East Troy, Wisconsin, E.U.A.
