Hace años, tuve que emigrar hacia los Estados Unidos por la situación política que existía en mi país. Después de llegar a este país, trabajé en diferentes lugares, pero no me fue posible encontrar un empleo seguro.
Mi esposa y yo visitamos un sanatorio de la Ciencia Cristiana y tuvimos una entrevista con el administrador para solicitar empleo, pero, en ese momento no había vacante. Conocimos a una señora que era la encargada del departamento de voluntarios del sanatorio y le pedimos trabajar como voluntarios en el jardín. Aceptaron nuestra oferta.
Durante nuestro primer día, trabajé con la máquina para recoger hojas del suelo. De momento, la máquina cesó de funcionar. Cuando traté de ponerla a funcionar de nuevo, puse un pie muy cerca del motor. De pronto, sentí un dolor intenso. El motor, que estaba muy caliente, me quemó el pantalón y la piel. Inmediatamente reconocí la presencia de Dios. También recordé un testimonio de curación en el cual el testificante había sanado en una situación similar. Al día siguiente, cuando observé la piel, había nueva piel donde había ocurrido la quemadura. Mi curación fue total, sin dejar ninguna cicatriz.
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