Durante muchos años varias naciones han recurrido a las loterías para reunir fondos y disminuir los déficits. Millones de pesos se apuestan cada semana en juegos de lotería que se suponen beneficiosos. Pero, ¿lo son?
El sufrimiento que finalmente causa el juego es mucho mayor que los beneficios que parece conferir. El juego puede convertirse en un hábito y una debilidad. Pero hay un problema más profundo: el juego tiende a oscurecer nuestra relación con Dios‚ la única fuente genuina de nuestro bienestar.
La Biblia enseña que Dios es del todo bueno‚ el único Amor y Legislador universal que cuida imparcial y abundantemente a cada uno de Sus hijos. El profeta escribió: “Porque Jehová es nuestro juez‚ Jehová es nuestro legislador‚ Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará”. Isa. 33:22. Y la Sra. Eddy escribe: “El Amor es imparcial y universal en su adaptación y en sus dádivas. Es el manantial abierto que exclama: ‘Todos los sedientos: Venid a las aguas’ ”.Ciencia y Salud‚ pág.13.
Cristo Jesús mostró que un entendimiento de esta verdad nos capacita para demostrarla. Cuando envió a Pedro a buscar en la boca de un pez Ver Mateo 17:24-27. el dinero para los impuestos‚ el Maestro no estaba contando con un increíble golpe de suerte. El comprendía la provisión de Dios para toda necesidad.
Cuando buscamos la protección de Dios somos bendecidos‚ como también lo son otros. Sin embargo‚ el beneficio visible es sólo un símbolo de un cambio más profundo. Ese cambio es el conocimiento creciente de la tierna presencia de Dios y de la naturaleza espiritual y real del hombre. Esta percepción es un aspecto del reino de Dios entre nosotros. El reino entre nosotros es la consciencia de que el hombre es‚ en realidad‚ el hijo perfecto de Dios‚ no un mortal que lucha. Esto incluye sentirse bajo un cuidado superior a todo apoyo humano. Este reino se discierne en momentos de salvación‚ en los cuales el carácter humano llega a asemejarse más a Dios y el pensar materialista disminuye. En cierto sentido‚ este es el acontecimiento más importante en la tierra.
Jesús prometió que seguirían señales a esas percepciones espirituales. Nuestras necesidades son satisfechas‚ nuestra salud es restaurada‚ nuestras relaciones se vuelven más armoniosas. Pero la parte más importante es‚ en gran manera‚ el toque del Cristo que purifica.
El juego es una tragedia porque deja todo esto de lado. Quisiera oscurecer nuestro sentido espiritual al enfocar demasiado nuestro pensamiento en metas materiales. No se trata de uno o dos pesos a la semana. Se trata de si los valores materiales o los espirituales serán nuestro amor primordial.
¿Podría también tratarse de si estamos despiertos espiritualmente? ¿Estamos pensando en las vastas implicaciones de lo que hacemos‚ o simplemente estamos de acuerdo con la opinión popular‚ que a menudo es sutil‚ incuestionable‚ incluso festiva? Hace poco‚ en la esquina principal de nuestra ciudad‚ estaban dos jóvenes sonrientes y agradables‚ usaban sombreros de paja y ondeaban banderines rojos‚ blancos y azules‚ mientras repartían información sobre un nuevo juego de lotería.
Pero esto no es un juego. Martilla el pensamiento humano hasta que la gente entrega su dinero sonrientemente. Hace unos días en el supermercado una señora decía: “No sé por qué malgasto mi dinero en estas cosas”. Sin embargo‚ lo hacía. Muchas personas no quieren hablar sobre los problemas del juego más a fondo‚ sino que quieren que se les deje “libres” para continuar lo que parece tan grato. Le recuerda a uno acerca del hombre “con espíritu inmundo” quien dijo a Jesús‚ “¡Ah! ¿qué tienes con nosotros...?” Marcos 1:23‚ 24. Pero Jesús no abandonó al hombre. Con su compasión a la manera del Cristo‚ lo sanó.
¿Podría ser ésta la instrucción que necesitan los que no juegan pero que quisieran ayudar a que la sociedad despierte de este hábito destructivo? Quizás hayan sido llamados‚ mas no a estar complacidos consigo mismos o creerse muy correctos‚ por otra parte‚ tampoco a sentir demasiada compasión humana‚ sino a estar alerta y ser compasivos de una manera cristiana.
La manera cristiana no ignora las necesidades humanas. Puede llevarnos a colaborar en algún programa cívico responsable que ayuda a jugadores inveterados. Este es un asunto individual. Sin embargo‚ un ingrediente universal del cristianismo es el sentido espiritual‚ la habilidad de percibir al hombre como el hijo de Dios‚ de ver más allá de las apariencias hacia la verdad de la creación de Dios que es espiritual y correcta.
Pero‚ ¿podemos hacerlo? Un niño‚ sonriendo‚ decía a su padre: “El problema contigo es que puedes saber cuándo no estoy diciendo la verdad”. Todos tenemos el sentido espiritual innato para discernir entre lo verdadero y lo falso‚ para discernir la realidad del hombre como hijo de Dios.
El sentido espiritual es una gran bendición. Puede hacer más que cualquier otra cosa para despertar el pensamiento humano del ciclo de metas materiales a un firme deseo de valores morales y espirituales.
