Después de haber elegido las alfombras‚ el pensamiento de la Sra. Eddy cambió rápidamente de los problemas del personal de su hogar a los del personal de su hogar más extenso‚ la Causa.
Dirigiéndose a mí‚ dijo de repente: —¿Ha visto usted el pequeño corazón? No sabiendo de lo que se trataba‚ negué con un movimiento de cabeza. — Usted tiene que venir a mi estudio y verlo — me dijo con gran énfasis.
La seguí hasta el pie de la escalera‚ y me indicó que subiera primero. Subí de prisa esperando que me siguiera más lentamente. No obstante‚ cuando llegué al piso de arriba ella estaba justo detrás de mí. Los diarios constantemente hacían referencia a la edad de la Sra. Eddy; en ese momento tenía alrededor de setenta y siete años. Me di cuenta de que‚ sin quererlo‚ yo había aceptado la sugestión de pérdida de energías‚ pero nada de eso era evidente. Dirigiéndose hacia una puerta‚ se paró a un lado mientras yo la abría para que ella pasara‚ y entramos en su estudio‚ que estaba arriba de la sala posterior.
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