Esta es una época de franqueza. Según parece, sabemos todo acerca de todo el mundo, desde nuestros vecinos hasta una estrella de cine. Pero, a menudo, en este torbellino de información —y con mucha frecuencia, información falsa— tal vez se pierda de vista lo más importante de todo: lo que el corazón siente con vehemencia sobre los asuntos más profundos de la vida.
Hemos pensado que a los lectores les gustaría ver algunas de las respuestas que se han dado a preguntas sobre esos asuntos, preguntas a las que Científicos Cristianos han respondido bajo diferentes circunstancias.
Estas preguntas y respuestas no se presentan con el propósito de que sean una declaración de la política de la Iglesia, sino, más bien, para que sean como una ventana a través de la cual se vean las convicciones que abrigan los Científicos Cristianos y la naturaleza de nuestra Iglesia.
De una carta enviada a una conocida revista cristiana en América del Sur
Pregunta: ¿Ignora simplemente el dolor la manera de encarar la curación en la Ciencia Cristiana?
Respuesta: ¡De ningún modo! La mayoría de nosotros podemos pensar en esos momentos en que la luz de la presencia de Dios nos iluminó —tal vez mediante un pasaje bíblico, o mediante la oración— trayéndonos paz, curación o fortaleza espiritual y física para seguir adelante. ¡No ignoramos el dolor físico o emocional! En lugar de ello, éste se disipó al nosotros estar profundamente conscientes de la presencia y del poder de Dios.
Pero, ¿cómo sucede eso? Los Científicos Cristianos dirían que comienza con la oración y con un reconocimiento más amplio de lo que la Biblia revela acerca de la absoluta bondad de Dios y del hombre a Su semejanza. Incluso una vislumbre de esta poderosa verdad, comprendida y vivida, penetra a través del dolor, la enfermedad o el pecado con un sentido profundo y tangible del amor siempre presente de Dios.
De una charla que se dio en una facultad de medicina
Pregunta: ¿Por qué no se puede mezclar el tratamiento en la Ciencia Cristiana con la atención médica?
Respuesta: El practicista de la Ciencia Cristiana ayuda a que el paciente deje de depender de la materia y dependa totalmente del Espíritu. No es beneficioso para el paciente que su pensamiento esté dirigido hacia dos direcciones distintas. Como lo dijo Jesús, no podemos servir a dos señores; se ha demostrado en nuestro ministerio sanador que esto simplemente no da resultado.
Pregunta: ¿Deja un practicista de tratar a un paciente que ha recurrido a la medicina?
Respuesta: Si bien deja el caso, ciertamente no deja de amar al paciente El motivo por el que los practicistas ayudan a los pacientes es, en primer lugar, su profundo amor hacia el prójimo. Este amor no se deja de expresar porque el paciente elija ser ayudado por otro método. Recuerdo un caso que tuve en que el paciente recurrió a la medicina, y, para prestarle mi apoyo, fui a visitarlo al hospital. Respetamos a la persona y sus decisiones, y damos toda nuestra atención a la gente, independientemente del método de tratamiento que elija.
De una charla que se dio a una clase de una escuela secundaria que estudiaba diversas religiones
Pregunta: ¿No se tiene uno que aislar de quienes lo rodean y del mundo actual para sanar?
Respuesta: Se requiere mucha consagración y, si es posible, recogimiento, para orar y poder sanar. Pero quien lo hace encuentra que también se acerca más a quienes lo rodean, los ama más y encuentra más razones para amar, es más eficiente en asuntos prácticos, y toma parte de una manera profundamente satisfactoria en el mejoramiento del mundo. La oración de Jesús para sus discípulos no fue que fueran quitados del mundo, sino que ellos, mediante la gracia de Dios, estuvieran a salvo del mal del mundo (ver Juan 17:15). Y esto ciertamente se aplica a quienes practican la curación por la Ciencia Cristiana.
De una información facilitada para incluirse en una enciclopedia
Pregunta: ¿Qué enseña la Ciencia Cristiana sobre la teoría de la evolución?
Respuesta: Los Científicos Cristianos enfocan la controversia sobre creación contra evolución desde una perspectiva singular. En realidad, consideran que ninguna de las partes en el actual debate encara el problema con suficiente profundidad.
Los Científicos Cristianos entienden que la historia de Adán y Eva en el Génesis es una alegoría. Consideran que las narrativas bíblicas de la creación tienen un profundo significado espiritual, pero no son documentos históricos que deben interpretarse literalmente. Por lo tanto, si bien reverencian a Dios como creador, no se sienten compelidos a forzar las observaciones de la ciencia natural para acomodarlas a un esquema literal de la Biblia.
Por otra parte, si bien la teoría de la evolución desarrollada por Darwin y sus sucesores es probablemente más coherente que muchas, desde un punto de vista estrictamente biológico, de ninguna manera puede dar una explicación satisfactoria de la naturaleza espiritual y verdadera del hombre. San Pablo escribe sobre la necesidad que tiene la humanidad de despojarse “del viejo hombre” y vestirse “del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efes. 4:22, 24).
La Ciencia Cristiana sostiene que el hombre, en su ser verdadero, es espiritual en lugar de biológico, y que el progreso y el discipulado cristiano conducen hacia ese descubrimiento. “La teoría verdadera del universo, incluso el hombre”, escribe la Sra. Eddy, “no se encuentra en la historia material sino en el desarrollo espiritual” (Ciencia y Salud, pág. 547).
De una carta en la que se da respuesta a un líder de una comunidad
Pregunta: ¿Por qué sus iglesias no se pueden usar como lugares de votación, para realizar reuniones de la comunidad, y otras actividades por el estilo?
Respuesta: En casos de emergencia debido a desastres, nuestras iglesias se han usado temporalmente para toda clase de propósitos. Recuerdo que, un domingo por la mañana, llevaron al vestíbulo de nuestra iglesia filial los heridos y moribundos desde las ruinas todavía en llamas de un edificio vecino que se había derrumbado unas horas antes. Médicos, sacerdotes católicos, personal del Ejército de Salvación y Científicos Cristianos ofrecieron su ayuda a los demás, cada uno a su manera y de lo profundo de su corazón. Aunque no hablamos mucho sobre esto, lo que hacemos para ayudar a personas de todas las religiones en situaciones de emergencia es de considerables dimensiones.
Pero, tenga la seguridad de una cosa: que no es negligencia insensible lo que hace que nuestras iglesias, en circunstancias menos urgentes, no presten sus instalaciones para una multitud de propósitos seculares loables. A mucha gente le es difícil comprender las convicciones firmemente espirituales en las que se base nuestra posición, pero esto no quiere decir que no nos interesemos profundamente por el bienestar de los demás seres humanos, aunque, por lo general, no acudamos a los médicos ni utilizamos nuestras iglesias como lugares de votación.
La existencia misma del The Christian Science Monitor, y su labor a través de los años al llamar la atención a todo tipo de problemas sociales —incluso sobre las necesidades de los ancianos y desamparados— pone énfasis en ese interés.
Hay “muchas moradas” en la casa de nuestro Padre, como leemos en Juan 14:2, y muchas formas distintas en nuestra sociedad pluralista en las que las iglesias cristianas pueden aplicar el poder sanador y compasivo del Cristo a los problemas de la comunidad. Quizás todos seremos más tolerantes y estaremos más agradecidos por los esfuerzos de los demás a medida que nos demos mejor cuenta de lo que esto significa, sin olvidar las palabras de Pablo (ver 1 Cor. 12:4, 6), que hay diversidad de dones y operaciones “pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo”.
Pedid, y se os dará;
buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe;
y el que busca, halla;
y al que llama, se le abrirá.
Mateo 7:7, 8
    