Estoy infinitamente agradecida a Dios por el amor constante e ilimitado que día a día nos bendice. Por medio de Sus ángeles — Sus pensamientos espirituales — podemos disipar el temor y toda creencia de limitación.
Pude comprobar estas verdades mediante la siguiente experiencia que tuve hace algún tiempo. Había retirado cierta suma de dinero del banco, y a fin de no doblar los billetes grandes los había puesto en una billetera donde también guardo mi pase para el autobús. Al regresar a casa usé el pase. El autobús estaba repleto, y cuando llegué a casa e iba a guardar el dinero me di cuenta de que faltaban los billetes. Pensé que probablemente se habían caído de mi billetera al sacar mi pase. Pregunté en la compañía de autobuses si habían encontrado el dinero, pero me dijeron que no.
Como era natural, en seguida el temor trató de apoderarse de mí. Y otros pensamientos erróneos se presentaron: nadie pensaría devolver una cantidad tan grande de dinero; mi nombre y dirección eran desconocidos para quien lo hubiera encontrado, y así por el estilo. Estaba al borde de la desesperación, tuve que hacer grandes esfuerzos por calmarme, cuando de pronto las palabras “en el amor no hay temor” (1 Juan 4:18) inundaron mi consciencia. A medida que meditaba sobre esta declaración me sentía más tranquila y más segura de que el Amor divino siempre nos apoya para solucionar cualquier problema.
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