Mientras criaba a una familia de cinco hijos, las muchas curaciones que tuvimos hicieron que estas palabras del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, fueran muy reales para mí (pág. 494): “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana”.
Una curación que, a través de los años, ha sido una fuente de gran inspiración para nuestra familia, ocurrió cuando uno de mis hijos tenía catorce meses. Estábamos viviendo temporalmente en casa de mi suegra mientras se hacían extensas reparaciones en nuestra casa.
Una tarde, yo estaba al lado de la estufa mientras vertía jugo de uva hirviendo en frascos de vidrio para enlatar. La estufa estaba en línea directa con la puerta de entrada a la casa, que estaba abierta, y con una ventana trasera de la cocina, que también estaba abierta. Mientras vertía el líquido caliente, una fresca brisa sopló repentinamente a través de la casa, y el frasco que tenía en la mano literalmente explotó. Mi niñito acababa de entrar en la cocina y se había sentado en el suelo. El jugo caliente se derramó sobre él y también en mi brazo y mano.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!