A María le gustan las serpientes. Tiene una amiga que llevó a su serpiente a la escuela para mostrarla a sus compañeros. Su color era muy lindo y se la veía muy mansita en su jaula.
Ahora bien, esta serpiente no hablaba. Tal vez pienses: “¡Seguro que no hablaba! ¡Las serpientes no hablan!” Y estás en lo cierto. Ninguna serpiente de verdad jamás dijo una sola palabra.
Pero en la Biblia hay un relato acerca de una serpiente que hablaba, y es para darnos una lección. En este relato, cuando una mujer llamada Eva creyó que una serpiente podía decirle cosas verdaderas, todo salió mal. Ver Gén., cap. 3. Una vez, María y su clase de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana leyeron este relato. La serpiente parlante les recordó la manera en que las mentiras y un mentiroso tratan de engañarte. Los pensamientos verdaderos —de paz, bondad y salud— te hacen sonreír. Los pensamientos mentirosos —de daño, de tristeza o de desobediencia— te asustan. Pero una serpiente parlante es una mentira desde el comienzo, y no puede decir la verdad. Por eso, María y sus compañeros dijeron que podían detener una mentira no creyendo al mentiroso.
María decidió vigilar sus pensamientos. Los pensamientos buenos de Dios, los conservaba y los disfrutaba. Pero si aparecía la charla serpentina, afirmaba que era una mentira. Le decía: “Serpiente, no puedes hablar”, y oraba para conocer los pensamientos de Dios, pensamientos verdaderos. Recordó que Jesús dijo a los judíos que obedecían sus enseñanzas: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:31, 32.
María contó a su mamá lo que estaba aprendiendo en la Escuela Dominical. Y pensaron en usar ese tema para inventar un juego. Cada vez que una de las dos, mamá o María, empezaba a prestar atención a cualquier clase de charla serpentina, la otra formaría con la mano la boca de una serpiente y movería su pulgar y los demás dedos para imitar a una serpiente parlante.
Esto parecía tan tonto que las dos se empezaban a reír. El pensamiento negativo o la mentira no tenía a nadie que le creyera. En cambio, María y su mamá sentían muy junto a ellas la presencia y el poder de Dios. Y estaban muy contentas de descubrir que los pensamientos de Dios realmente habían estado con ellas siempre.
Ustedes pueden ver que éste no era un juego como cualquier otro.
Una noche, mientras María y su mamá lavaban los platos, su mamá de pronto se sintió muy mal. Se inclinó hacia adelante y las piernas se le llenaron de manchas. María estaba asustada de ver a su mamá adolorida y con temor. Pero entonces María recordó el juego que jugaban las dos. Y pensó: “¡Esto es charla serpentina! Yo no creo en eso porque la verdad es que Dios es nuestro Padre y Madre y nos ama. ¡El nunca produciría una mentira de enfermedad!” Luego sacudió la mano hacia abajo y hacia adelante debajo de la nariz de su mamá, que todavía seguía doblada en dos.
La mamá vio la señal de la mano. Se incorporó lentamente. Se sonrió con María diciéndole: “Caramba, ¿otra vez la vieja charla serpentina?” Muy risueña, María replicó: “Y, ¡no es PACMAN!” María y su mamá se echaron a reír y se abrazaron. Después, terminaron de lavar los platos.
Esa noche, cuando la mamá se fue a bañar comprobó que las piernas estaban otra vez normales. Y ese fue el fin de la charla serpentina.
Nota de la mamá de María:
El juego que mi hija y yo jugábamos surgió de la necesidad que yo sentía de aprender a ubicar el mal en su correcta perspectiva: ver que no tiene poder y que no es nada. Antes de esta curación, yo había estado estudiando la Biblia —el capítulo del Génesis— y me había ayudado mucho una de las afirmaciones de la Sra. Eddy: “Abrigar a la vez un conocimiento del bien y del mal, es imposible (puesto que el bien es Dios, y Dios es Todo). Hablando del origen del mal, el Maestro dijo: ‘Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira’. Dios previno al hombre que no creyera a la serpiente parlante, o más bien, a la alegoría que la describía”.Escritos Misceláneos, pág. 24.
Me gustó mucho lo que Cristo Jesús dijo a sus discípulos: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará”. Lucas 10:19.
Unos cinco años antes, cuando yo no era aún estudiante de Ciencia Cristiana, esa condición fue diagnosticada por la medicina como relacionada con la anemia. Cada vez que aparecía, duraba alrededor de una semana. De ahí mi admiración y mi gozo ante el poder del Cristo, la Verdad, al ver que los síntomas fueron erradicados totalmente en una sola hora.
Las experiencias de curaciones en los artículos del Heraldo se verifican cuidadosamente, incluso en los artículos escritos por niños o para niños.