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Despertemos al propósito de la iglesia

Del número de septiembre de 1988 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Aun cuando no se nos cierren los ojos y no estemos cabeceando, puede ser que estemos dormidos en la iglesia. Durante mis días de universitario, tenía dificultad en mantenerme despierto en la iglesia; los ojos se me nublaban, y mis pensamientos iban de una cosa a otra. Después de las animadas discusiones en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, la experiencia en la iglesia parecía menos interesante. Me era casi imposible estar alerta sentado y escuchando la Lección Bíblica Las Lecciones Bíblicas se hallan en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. que ya había leído varias veces esa semana.

Empecé a preguntarme: “¿Cómo puedo beneficiarme más en la iglesia? ¿Cómo puedo mantenerme despierto?”

Buscando respuestas, hallé este pasaje en el Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy, el cual me desafió a examinar más profundamente lo que estaba sucediendo — y que se suponía que sucediera — mientras estaba sentado en la iglesia: “Al Científico Cristiano no le fatiga la oración, la lectura de la Biblia o la del libro de texto de la Ciencia Cristiana. La diversión y el ocio son fatiga. La Verdad y el Amor dan descanso al fatigado y agobiado”.Man., Art. XVII, Sec. 1.

Si la oración y la lectura, o el escuchar la lectura de la Biblia y el libro de texto, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, no me estaban fatigando, entonces ¿qué era? La ociosidad. De niño se me había enseñado a sentarme quieto en la iglesia, pero mis pensamientos continuaban moviéndose. En algún punto aprendí a mantener también mis pensamientos quietos, y empecé a dormirme. Entonces me di cuenta de que necesitaba hacer más que sólo mantener quietos mis pensamientos, echar fuera las distracciones del mundo exterior y escuchar tranquilo y con atención. Necesitaba buscar ideas espirituales activamente mientras escuchaba. Un pasaje de la Biblia me ayudó a ver las posibilidades: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo”. Efes. 5:14.

Esta luz del Cristo es lo que Jesús compartió con sus seguidores en los montes de Galilea. Es lo que atrajo a las multitudes a su lado. ¿Y acaso no es la visión espiritual lo que ha sostenido a los cristianos en todas las épocas cuando se han reunido para compartir la verdad viviente?

El estar espiritualmente preparado para la iglesia no es una tarea difícil, pero es necesario armonizar nuestro pensamiento con el Espíritu. La Ciencia Cristiana enseña que el hombre es el reflejo de Dios, Espíritu y, de manera natural, ama y comprende la verdad. Lo que es verdadero acerca del hombre de Dios es, por supuesto, la verdad espiritual de cada uno de nosotros. Sabiendo esto, podemos romper la noción hipnótica de que la verdad espiritual es aburrida o difícil de comprender. El clamor del mundo material para que le prestemos atención puede dejarse de lado a medida que amamos y buscamos, de todo corazón, el alimento espiritual que nos puede sanar.

Noté que el pasaje del Manual, antes citado, dice que la Verdad y el Amor nos dan descanso. No dice que la Verdad y el Amor nos adormecen. La frase “Verdad y Amor” me hizo reflexionar sobre la definición de Iglesia en el Glosario de Ciencia y Salud: “La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino y procede de él”. El párrafo segundo, que define a la institución humana, hace esta intensa declaración: “La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y eleva a la raza humana, despierta al entendimiento dormido de las creencias materiales para que comprenda las ideas espirituales y demuestre la Ciencia divina, y así echa fuera a los demonios, o al error, y sana a los enfermos”.Ciencia y Salud, pág. 583.

Veamos los verbos en esa oración: eleva, despierta, echa fuera, sana. Si todas esas cosas estaban aconteciendo en la iglesia, la iglesia donde estaba sentado los domingos por la mañana, el culto verdaderamente no podría ser aburrido ni tampoco una experiencia pasiva. ¿Están ocurriendo esas cosas los domingos por la mañana? Por cierto que sí. Dios, la Verdad y el Amor divinos, quien se comunica con quienes escuchan a través de las Escrituras y Ciencia y Salud, “eleva a la raza humana, despierta al entendimiento dormido..., y, así, echa fuera a los demonios, o al error, y sana a los enfermos” en toda consciencia activa y receptiva en la congregación.

La Sra. Eddy jamás estableció ninguna actividad de la Iglesia de Cristo, Científico, sin una deliberación basada en la oración y en la guía divina. La estipulación de las Lecciones Bíblicas para el estudio individual y para ser leídas en voz alta en la iglesia los domingos, es esencial para el progreso espiritual de todo estudiante de Ciencia Cristiana.

Me di cuenta de que no es suficiente solamente aceptar las ideas contenidas en la Lección Bíblica. La lección es un recurso para usarse al orar. Y vi que a medida que oraba con esas ideas para espiritualizar mi pensamiento y aplicarlas a las dificultades que estaba encarando, progresaba espiritualmente y se efectuaba la curación.

Cuando decidí a empezar a orar, a medida que escuchaba la lección cada domingo por la mañana, recordé otro Estatuto del Manual. Estipula: “Las oraciones en las iglesias de la Ciencia Cristiana deberán ser ofrecidas colectiva y exclusivamente en pro de las congregaciones”.Man., Art. VIII, Sec. 5. Dejando que este Estatuto me guiara, comprendí mejor lo que podía hacer durante el culto de la iglesia. Vi una importante diferencia entre el estudio de la Lección Bíblica durante la semana y escuchar su lectura el domingo en la iglesia. Vi que en cierta manera mi estudio diario me preparaba para ese valioso tiempo del domingo cuando se me pedía orar por la congregación.

El culto del domingo ha llegado a ser un verdadero estímulo. Dirigiéndome específicamente a asuntos que enfrentaban a la congregación, encontré ideas maravillosas con las cuales orar desde el primer himno hasta el amén final. Todavía me siento muy quieto, pero mi pensamiento está bien encauzado: escuchando, comprendiendo y aplicando la verdad con amor y orden para despertar mi entendimiento espiritual y el de otros, para echar fuera los errores en el pensamiento y corregir conceptos equivocados. El orar junto con las lecturas y los himnos los miércoles por la noche también ha enriquecido esas reuniones para mí.

¿Cómo podemos ayudar individualmente a que se cumplan las grandiosas posibilidades de los cultos de la iglesia? Esto puede exigir un despertar significativo, como se operó en mí. Me di cuenta de que había estado dormido mucho antes que mis ojos empezaran a cerrarse. Pero una vez que estamos espiritualmente despiertos, podemos atesorar todo durante el culto y orar por todos.


Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde
aun más y más en ciencia y en todo conocimiento,
para que aprobéis lo mejor,
a fin de que seáis sinceros e irreprensibles
para el día de Cristo,
llenos de frutos de justicia
que son por medio de Jesucristo,
para gloria y alabanza de Dios.

Filipenses 1:9–11

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