Estaba sentada frente a mi ventana, contemplando nuestros árboles de arce de más de cien años y pensando en la increíble estructura de raíces que sostienen a esos enormes árboles. El crecimiento de la raíz del árbol es, por lo menos, equivalente al crecimiento del árbol. Esto trajo un despertar espiritual en mi pensamiento. Me había sentido desalentada en mis esfuerzos por obtener curación. Parecía que no lograba ningún adelanto en resolver muchos de los problemas por los que estaba trabajando. Me pregunté por qué las primeras curaciones en la Ciencia Cristiana son frecuentemente dramáticas y rápidas, mientras que después, las curaciones parecen, a veces, mucho más difíciles.
Entonces, miré una pequeña planta que había crecido de una semilla de los arces gigantescos. Sólo tenía una pequeña raíz, pero era suficiente para mantener y cuidar de todas sus necesidades. ¡Tal como un nuevo estudiante de Ciencia Cristiana! Vi que las raíces pueden ser símbolos del crecimiento espiritual. Al principio, una verdad practicada es suficiente para lograr la curación.
A medida que crecemos en nuestro entendimiento espiritual, más y más "raíces" están fortaleciéndonos y sosteniéndonos, y así podemos enfrentar posteriores desafíos. Pero no podemos contar sólo con las raíces del ayer — el entendimiento pasado de la verdad — para enfrentar los desafíos que se presentan hoy. Eso sería como si un árbol tratara de echar más ramas sin añadir más raíces.
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