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[Original en español]

Estoy muy agradecida por la Ciencia Cristiana* y por lo que ésta ha...

Del número de septiembre de 1988 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Estoy muy agradecida por la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) y por lo que ésta ha hecho por mí. Antes de que la Ciencia llegase a mi vida, no tenía ninguna comprensión de la bondad absoluta de Dios. Percibía a Dios como alguien muy lejano y vengativo, que me veía sufriendo sin hacer nada para ayudarme. Desearía relatar algunas de las curaciones y bendiciones que nuestra familia ha recibido desde que obtuve una nueva comprensión de Dios mediante la Ciencia Cristiana.

Poco después de haberme interesado en la Ciencia, se me manifestó en la frente una alarmante condición: una gran protuberancia e hinchazón que hacía mi apariencia muy desagradable. Esta condición desaparecía sólo para reaparecer luego de unas semanas. Me sobrecogió el temor; sin embargo, no estaba preparada para confiar en la Ciencia Cristiana, pues no tenía mucho conocimiento de ella.

El médico que consulté estaba asombrado con esta condición. Me sometió a varios exámenes médicos, sólo para descubrir que sus teorías eran incorrectas. No obstante, me dio algunos medicamentos para tomar. Así lo hice, pero sin ningún resultado positivo; la condición continuaba reapareciendo.

Para ese tiempo, estaba desesperada y había empezado a discernir, aunque apenas, las verdades contenidas en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Fue entonces que decidí dar una oportunidad a la Ciencia Cristiana. Dejé de tomar los medicamentos, y me comuniqué con una practicista de la Ciencia Cristiana. La practicista acordó orar por mí, señalándome pacientemente cómo estudiar la Lección Bíblica (según se encuentra en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana), y me alentó a asistir a los cultos dominicales de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico.

Una declaración de Ciencia y Salud que fue especialmente de mucha ayuda fue: “Estad de portero a la puerta del pensamiento. Admitiendo sólo las conclusiones que queráis que se realicen en resultados corporales, os gobernaréis armoniosamente” (pág. 392). Estoy también muy agradecida por el amoroso apoyo que durante todo este tiempo me dio mi esposo, y por su paciencia. Después de varios meses de oración y estudio, y con el constante apoyo de la practicista, la condición desapareció en lo que realmente es, en su nada. La curación ha sido permanente.

Muchas otras curaciones se han efectuado mediante la Ciencia Cristiana. Solamente leyendo Ciencia y Salud, sané de fuertes dolores de espalda, de los que había sufrido desde mi niñez. También he sanado de quemaduras, y he obtenido empleo satisfactorio dependiendo de la Ciencia. Los dientes de mi hija, que los tenía salidos, volvieron a su sitio cuando aceptamos la verdad de que la creación de Dios es perfecta.

Acostumbraba a tomar café constantemente, a veces tomaba entre diez a doce tazas al día. Había tratado muchas veces de dejar este enviciamiento, pero no había podido hacerlo. Una semana, la Lección Bíblica incluía este pasaje de Ciencia y Salud: “El gusto depravado por bebidas alcohólicas, tabaco, té, café, u opio se destruye sólo por el dominio de la Mente sobre el cuerpo” (pág. 406). Cuando me levanté el próximo lunes por la mañana, me vino claramente el siguiente pensamiento: “Ya no necesitas tomar café”. Ese fue el fin del enviciamiento.

Estoy muy agradecida por los dedicados practicistas, por todo lo que la Sra. Eddy hizo y escribió, y por haber recibido instrucción en clase con una maestra dedicada y paciente.


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