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Seminario de la Biblia

(Parte 1):

Abramos el regalo de las Escrituras

Del número de diciembre de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Tal vez, no haya otra época en el año en que el pensamiento de tanta gente recurra a la Biblia para leer sobre los acontecimientos que satisfacen las esperanzas espirituales de la gente del Antiguo Testamento, y que anticipan el Nuevo Testamento. Acontecimientos que conocemos muy bien, aunque siempre deseamos escucharlos de nuevo. Acontecimientos dispuestos sobre un escucharlos que abarca desde la rusticidad de un pesebre hasta la grandeza cósmica de los cielos llenos de luz.

Belén... pastores... pañales. Buenas nuevas... gran gozo. Un niño nos ha nacido... Gloria a Dios en las alturas... paz y buena voluntad. Palabras que están inscritas en nuestros corazones. Palabras que son más que palabras. Palabras que provienen de un libro como ningún otro.

"La Biblia", escribe Mary Baker Eddy, "es nuestra roca batida por las olas... Resiste la tormenta" (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 295). Y también ella escribe "Como adherentes de la Verdad, aceptamos la Palabra inspirada de la Biblia como nuestra guía suficiente hacia la Vida eterna".Science and Health (Ciencia y Salud), p. 497: "As adherents of Truth, we take the inspired Word of the Bible as our sufficient guide to eternal Life."

La Biblia guía, advierte, inspira, sana. Registra la revelación celestial de quiénes y de quién somos. La Navidad parece ser la época apropiada para dedicar un seminario a conocer mejor la Biblia, para examinar nuevamente "la Palabra inspirada" como nuestra guía hacia la Vida.

Un visitante de Navidad

Consideremos la siguiente alegoría. Un visitante llega con un regalo de Navidad: El visitante es la Ciencia Cristiana; el regalo es una Biblia. El visitante le sugiere que abra el regalo de inmediato y que no espere hasta la Navidad. Se abre el regalo. Hay expresiones de gratitud y alegría por este regalo que tantos valoran.

La Biblia se coloca en un lugar visible, sobre la mesa en el estudio. El sólo verla produce afectuosos sentimientos y trae gratos pensamientos de pasajes que son muy queridos. Al día siguiente, el visitante, la Ciencia Cristiana, viene nuevamente, y al ver la Biblia, pregunta por qué el regalo aún no se ha abierto. Usted queda desconcertado ante la pregunta, pero al mirar más de cerca se da cuenta de que aún no se ha quitado toda la envoltura.

Ahora se abre la Biblia. Deja de ser la mera "querida antigua Biblia" que estaba contento de tener. Ahora usted lee y ve aspectos literarios e históricos de este libro sobre los que nunca antes había pensado. Los pasajes comienzan a tener un lugar apropiado en la narración. ¡Qué maravilloso regalo!

Al día siguiente la Ciencia Cristiana lo visita de nuevo, y lo que dice se parece más a un consejo: "Abre el regalo. ¡Es para ti! Vamos. ¡Abrelo ahora!" Al tomar el libro, listo para demostrar que lo había abierto antes, se da cuenta de lo poco que realmente ha leído de él. Protesta diciendo que no tiene ni la comprensión ni el tiempo suficiente para leer más. Pero el visitante lo insta a que persista y le explica cómo hacerlo.

A medida que lee, descubre una Biblia completamente diferente a la que antes había visto. Esta se halla llena de vidas inspiradas; vidas de gente que habla como si hubiera visto el rostro mismo de Dios. Estas son personas que han luchado con el mal y se han aferrado a la justicia. Lo que escriben parece que estuviera dirigido precisamente a usted. Escriben con una devoción que usted nunca había visto antes en libro alguno. Las palabras que lee han dejado de ser las palabras de un libro que usted valora: las palabras son pautas que explican y esclarecen la vida y cómo se ha de vivir.

Cuando llega la mañana, usted da la bienvenida al visitante con lágrimas de agradecimiento. El regalo, que antes había traído sentimientos cálidos de gratitud, ahora hace que se transforme su manera de pensar y de sentir, su manera de tratar a los demás, y su concepto de la vida. La Ciencia Cristiana reconoce su gratitud desbordante pero, para asombro suyo, sonríe y le dice: "Aún queda más por abrir".

Casi temblando de expectación, usted toma la Biblia, y a medida que la estudia halla que es verdad, que realmente hay más que descubrir en este regalo. Usted se vuelve al visitante y le pregunta: "¿Cuánto más queda para que el regalo sea totalmente mío?" La respuesta es directa: "Hasta que dejes de tener un libro en tus manos y tengas al Cristo, la Verdad misma".

¿En qué etapa de la alegoría anterior nos hallamos? ¿Sentimos que apreciamos la Biblia pero que la mantenemos un poco a la distancia? ¿Deseamos poder comprenderla mejor, pero no nos sentimos preparados para hacerlo? ¿O tal vez pensamos que ya hemos abierto del todo la Biblia? Después de todo, quizás la hayamos estado leyendo desde hace años. Pero lo que la alegoría destaca es que la Biblia tiene un significado espiritual más profundo, y que es mucho lo que todos tenemos que recorrer y lo que somos capaces de lograr, sin tener en cuenta dónde creamos estar en nuestro esfuerzo por hacer que este regalo, la Biblia, sea parte de nuestro vida. Nuestra Guía, Mary Baker Eddy, escribe: "Apenas una mitad, comparada con lo que comprenden las Escrituras y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, ha sido asimilada espiritualmente por los más leales de los buscadores; sin embargo, esta asimilación es indispensable para el progreso de todo Científico Cristiano".Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos), pág. 317: "Scarcely a moiety, compared with the whole of the Scriptures and the Christian Science textbook, is yet assimilated spiritually by the most faithful seekers; yet this assimilation is indispensable to the progress of every Christian Scientist."

Sanemos nuestro concepto de la Biblia

A menudo pensamos en recurrir a la Biblia para sanarnos, pero tal vez necesitemos pensar en sanar, por medio de la oración, la forma en que recurrimos a la Biblia. ¿Qué Científico Cristiano no diría, si se le pregunta, que aprecia mucho la Biblia? Pero, cuando en nuestra intimidad analizamos la manera en que realmente tratamos la Biblia, ¿podemos decir de todo corazón que somos consecuentes en la manera en que confiamos en ella y vivimos sus enseñanzas? ¿O nos ponemos a escuchar pensamientos sutiles que quisieran mantenernos separados del poder de la Biblia?

La Sra. Eddy, Descubridora de la Ciencia Cristiana, nos dice claramente: "Lo que pensamos de la Biblia se refleja en nuestra vida".Message to The Mother Church for 1902 (Mensaje a La Iglesia Madre para el año 1902), pág. 4: "Our thoughts of the Bible utter our lives." De modo que, ¿cómo sanamos una manera de pensar errónea y comenzamos a expresar una vida más espiritual?

Una cosa se destaca en toda historia bíblica: Dios es supremo. O como dice la Biblia: "No hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?" Dan. 4:35. La capacidad que tiene Dios para darnos la verdad espiritual de las Escrituras es mayor que todo supuesto poder que trate de mantenernos alejados de esa verdad. Teniendo sólo a Dios para que guíe nuestra manera de estudiar la Biblia, no hay posibilidad alguna de ser doblegados por el temor, la intimidación, la incredulidad, el aburrimiento o la arrogancia. La humildad, la inspiración, el amor, la persistencia, la iluminación, la intuición espiritual, son facultades otorgadas por Dios que nos pertenecen. Descubrimos que nuestra capacidad para poner en práctica el poder espiritual de la Biblia está en proporción a nuestros esfuerzos por traer pureza espiritual a nuestro estudio de la Biblia.

Dos personas que necesitan ser sanadas recurren a la Biblia. Una de ellas, encuentra consuelo y recuperación poderosos. La otra, encuentra que su lectura es monótona, sólo palabras, y recurre a otra fuente de ayuda. Sin embargo, las palabras son las mismas. Este abismo es la diferencia que existe entre la lectura de la Biblia que efectúa la mente carnal y la capacidad otorgada por Dios para obtener la Palabra inspirada de la Biblia. Este significado original hace que el corazón arda dentro del individuo Ver Lucas 24:13–32. con fuerza espiritual. El significado espiritual no se puede comprender de verdad sin que, invariablemente, transforme algún aspecto de la experiencia humana. La Palabra inspirada nos eleva por encima del concepto mortal, para que veamos y embebamos, en mayor medida, ese Amor que obligó a que se escribiera la Biblia.

Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras

Pensemos qué concepto tan diferente tenemos de la Biblia cuando pasamos de la admiración que sentimos por ella a la esperanza de realmente vivirla. Este es el cambio de pensamiento que el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, trae al estudio de la Biblia. Al leer la Biblia junto con Ciencia y Salud, de repente nos vemos enfrentados tanto con la expectativa de que podemos demostrar el mismo poder sanador que vemos demostrar a los demás en la Biblia, como con los medios científicos para llevarlo a cabo.

De las miles de personas que sintieron que Ciencia y Salud les había abierto por primera vez la Biblia, una escribió a la Sra. Eddy: "La Biblia, de la cual tenía sólo una vaga comprensión, la entendía cada vez mejor. La luz se me hacía más clara cada día. Finalmente comencé a darme tratamientos contra males que me habían esclavizado durante veintiocho años. Al cabo de seis semanas estaba sana, para asombro de cuantos me conocían". Quoted in Mis. (Citado en Esc. Mis.), pág. 435: "The Bible, of which I had had but a dim understanding began to grow clearer. The light grew brighter each day. Finally, I began to treat myself against ills that had bound me for twenty-eight years. At the end of six weeks I was healed, much to the amazement of all who knew me."

A través de este relato, se hace evidente que Ciencia y Salud no reemplazó a la Biblia, ni fue una clase de remiendo, sino que fue un libro de texto práctico para un cristiano que buscaba comprender el poder del significado más profundo de la Biblia.

¿Qué tiene Ciencia y Salud que da autoridad a nuestra lectura de la Biblia como nada más lo puede hacer? Aunque tal vez tengamos diferentes respuestas, una muy importante es que muestra que la continuidad del poder del bien que se ve a través de toda la Biblia es un Principio fijo, Dios. Otras personas hablan del "Dios de la Biblia". Pero Ciencia y Salud declara que este Dios es Principio, y que es demostrable.

A modo de tarea para el hogar, trate de leer la Biblia teniendo en vista esta comprensión de Dios como Principio viviente. Cuando realmente "comprendemos esto", las Escrituras cobran vida. Veremos que la Biblia no es sólo historia, literatura de calidad o historias fascinantes, sino que es un resumen espiritual, que muestra cómo la gente —los hijos de Dios— se desarrolló espiritualmente para obedecer al Principio de todo el bien, y para comprobar con ello la armonía innegable de la vida. En otras palabras, comprendemos que la bondad es Ciencia. Las enseñanzas y los ejemplos de Jesús llegan a ser exigencias y posibilidades. Vemos que podemos tomar en serio lo que él dijo acerca de hacer las obras que hizo. Lo amamos más de lo que las palabras puedan expresar por demostrarnos que el Cristo, la verdadera filiación, anima nuestros esfuerzos por hacer el bien.

Algo más para finalizar. Lo que se dijo en este seminario no tiene ningún valor a menos que leamos la Biblia. La Ciencia Cristiana nos dice por medio de nuestra alegoría: "Por favor, abre el regalo. ¡Es para ti! Vamos. ¡Abrelo ahora!"

La segunda parte de este seminario se publicará en un número futuro.

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