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Desde que comencé a estudiar Ciencia Cristiana, muchos de los...

Del número de diciembre de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Desde que comencé a estudiar Ciencia Cristiana, muchos de los que han descubierto que esta es mi religión y forma de vida me han hecho la misma pregunta con respecto a la curación: ''¿Qué tal si...?'' Siempre les di, esencialmente, la misma respuesta, de que sea lo que fuere, siempre me apoyaría en el tratamiento de la Ciencia Cristiana por medio de la oración. Entonces, un día, cuando fui a ver a una ginecóloga para saber si estaba embarazada, me dijo que yo tenía cáncer en el útero, y que era aconsejable una operación inmediata.

Al regresar a casa me sentí completamente desolada. Mi esposo, que también es Científico Cristiano, amorosamente me dijo que estaría de mi parte cualquiera que fuese la decisión que tomara con respecto a la clase de tratamiento. Comencé a estudiar y orar, pero después de algunas semanas fui vencida por el temor y el lúgubre cuadro expuesto por la doctora, y resolví someterme a la operación. Pero después de la operación, me hicieron nuevos exámenes, y la doctora dijo que la condición aún persistía y que era aconsejable una operación más extensa.

Puedo decir, honestamente, que no me sorprendió saber que el método no había resuelto el problema. Comencé a ver la irrealidad espiritual de esta condición, que era una horrible mentira acerca del hombre, quien es, en realidad, la perfecta idea espiritual de Dios. Me comuniqué con una practicista de la Ciencia Cristiana, quien comenzó a orar con diligencia conmigo sobre esta situación. Estudié las Bienaventuranzas que se encuentran en la Biblia, y también leí constantemente Ciencia y Salud por la Sra. Eddy.

La doctora continuó presionándome respecto a una nueva operación, y le pedí que por favor me diera tiempo. Ella sabía que yo era estudiante de Ciencia Cristiana, y le expliqué que había decidido recurrir completamente a Dios para la curación. Le dije que sabía que no podía recibir mejor cuidado que ponerme completamente en las manos de Dios. Vi que lo que necesitaba era mi decisión de depender completamente de Dios. Como dice Ciencia y Salud (pág. 167): ''Sólo por medio de una confianza radical en la Verdad puede realizarse el poder científico de la curación''.

Entonces fue cuando comenzó la curación. El temor se disipó. Comencé a comprender mejor a Dios y mi relación con El. Era un momento para aprender y progresar espiritualmente. Una declaración de Ciencia y Salud en la que me afirmé fue: ''La materia desaparece bajo el microscopio del Espíritu'' (pág. 264). Al poco tiempo me sentí espiritualmente en paz y, simplemente, supe que la curación era completa.

A causa de la insistencia de la doctora, había prometido volver para una visita final, y sentí que debía cumplir mi promesa. Estoy agradecida por la oportunidad que tuvo la doctora de ver directamente el poder de curación de la Verdad. Ella confirmó que la curación era completa. Todo estaba perfecto.

Estoy tan llena de gratitud, que nada que pueda yo escribir en un papel podría dar a entender exactamente cómo me siento. Esta curación abrió mi vida como Científica Cristiana con una bendición tras otra. El unirme a una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, donde sirvo en diversas actividades, y más recientemente, haber tomado instrucción en clase, ha aumentado mi progreso espiritual.


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