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Las curaciones realizadas por medio del estudio de la Biblia y de los...

Del número de diciembre de 1989 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las curaciones realizadas por medio del estudio de la Biblia y de los escritos de Mary Baker Eddy han hecho que Dios sea para mí una realidad viviente y no un lejano hacedor de milagros. Como estudiante de Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) estoy muy agradecida por la forma en que Dios nos muestra, de tantas y tan estupendas maneras, que es nuestro amoroso Padre-Madre, y que nos bendice constantemente a todos nosotros, Sus hijos.

Siempre estaré agradecida a mi madre, cuya innata espiritualidad la guió hacia la Ciencia Cristiana. Cuando era sólo una niña, le dijo a su madre que sentía que nunca encontraría a Dios en la iglesia a la cual asistía la familia, y que no deseaba volver a ir. Mi abuela le dijo que no tenía que ir, y con esto concluyó su afiliación a esa iglesia.

La Ciencia Cristiana llegó a la vida de mi madre a través de mi padre, quien sabía algo de esta Ciencia por un miembro de la familia. Aunque sólo asistieron por un tiempo a los servicios religiosos de los domingos en una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, percibieron la bondad de esta Ciencia, como mi madre me dijo después, y más tarde, cuando aún éramos pequeñas, nos inscribieron a mi hermana y a mí en una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana.

Años más tarde, después que mi madre había soportado mucho sufrimiento y atención médica a causa de un problema nervioso, agravado aún más por una grave fractura de cráneo y heridas internas causadas por un accidente automovilístico, su estado empeoró a tal punto que los especialistas le dijeron que ya no había nada que hacer. Recuerdo el día en que se pronunció este veredicto, porque marcó un cambio decisivo en nuestro hogar. Mi padre sacó a mi madre del auto, la acostó y, poco después, llamó a una practicista de la Ciencia Cristiana. Esta querida señora vino a casa y aceptó dar a mi madre tratamiento en la Ciencia Cristiana.

Durante los largos meses que siguieron, mi madre se mantuvo en estrecho contacto con la practicista, quien continuó orando por ella. Siempre que yo entraba en la habitación de mi madre ella estaba leyendo la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy. Desde ese momento ha comentado que, simplemente, no podía dejar esos libros porque le estaban dando una nueva perspectiva que, para ella, era maravillosa. Al terminar este período estaba tan completamente sana, que se dio cuenta de que ya no necesitaba los anteojos que había usado durante los últimos años. La calma y el gozo que ella expresaba fueron tan evidentes que los vecinos, viendo el cambio, mostraron gran interés, comentando cuánto más joven se veía mi madre. La comprensión y el amor hacia la Ciencia Cristiana que mis padres alcanzaron a través de esta experiencia los llevó a afiliarse a la iglesia, y a servir a la Causa de la Ciencia Cristiana durante muchos años.

Al esforzarme en confiar en el amor y cuidado de Dios, me he visto protegida ante situaciones amenazantes. Una mañana sentí un profundo deseo de acercarme más a Dios, y pasé gran parte de la mañana estudiando Ciencia Cristiana y orando. Más tarde, mientras estaba inclinada sobre el lavarropas, que no había sido conectado a tierra, sin darme cuenta toqué las canillas con las manos mojadas. Un shock eléctrico me sacudió clavando mis manos a las canillas. Clamé a Dios para que me ayudara, y pude retirar mis manos inmediatamente. No sufrí ninguna consecuencia.

El electricista que vino luego a hacer la conexión a tierra quedó asombrado cuando supo lo que había pasado. Me dijo que podía estar muy agradecida de estar viva. ¡Qué cerca está nuestra ayuda cuando nos esforzamos por reconocer día a día la presencia y el poder de Dios!

Un verano, estando de vacaciones, cuando nuestra familia había estacionado nuestra casa rodante en un gran parque, mi esposo me despertó durante la noche, luchando para poder respirar. No pude hacer más que recurrir a la oración y a los mensajes sanadores de la Biblia y de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por la Sra. Eddy.

La condición se volvió menos aguda, y pude estudiar tranquila durante un rato. Cuando dejé de leer, todo temor había desaparecido. Me sentí segura de que Dios era realmente la única Vida que mi esposo podía tener, y que nunca la perdería. El ya estaba dormido, y yo cerré los ojos y dormí un poco. Ambos despertamos descansados y profundamente agradecidos por haber sentido la tierna y constante presencia de Dios con nosotros aquella noche.

Nuestros hijos, que dormían en la parte posterior de la casa rodante, se habían dado cuenta de la situación, y con humilde gratitud todos salimos juntos para pasar una gozosa mañana dando gracias en oración estudiando en una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana que estaba cerca. Esto ocurrió hace quince años, y la dificultad no ha vuelto a manifestarse.

Nuestra familia ha tenido muchas curaciones a través de los años. No es posible pagar los esfuerzos amorosos y desinteresados de los practicistas que hemos llamado para que nos ayudaran en varias oportunidades. La Ciencia Cristiana es y seguirá siendo una bendición indecible para esta época y las épocas futuras, a medida que vaya acercando a la humanidad cada vez más a la demostración de que la única realidad es Dios y Su idea.


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