¿Quién no podría utilizar más luz, más claridad en momentos de duda? Y si estamos en medio de nuestra propia búsqueda de la luz, algunas veces ayuda escuchar las experiencias de otros "que sinceramente buscan la Verdad", como se dice de ellos en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Esta crónica registra algunas experiencias que podrían ser de utilidad para los que están buscando nuevas respuestas.
La siguiente entrevista con una mujer de la República Democrática Alemana condensa los cuarenta años transcurridos, desde que una oficial del ejército ruso le presentó la Ciencia Cristiana al final de la Segunda Guerra Mundial, durante las décadas en que mantener cultos de la iglesia de la Ciencia Cristiana y viajar a Occidente era ilegal, hasta el actual surgimiento de libertad en su país.
Esta crónica muestra algo de la extensa gama de buscadores y la manera en que la luz del Cristo, la Verdad, reconstruye, cambia para bien y regenera vidas humanas.
Vivo en la República Democrática Alemana, en una ciudad industrial donde hay muchas fábricas de industria pesada, y que está situada cerca de la frontera con la República Federal de Alemania. Sólo hay treinta y cuatro kilómetros hasta donde empieza la frontera.
Alguien me dijo que usted ha sido una verdadera pacificadora en su país.
Cada mañana oro, sabiendo que vivo en el reino de Dios y que soy ciudadana de Su reino. Pero si usted quiere saber acerca de los acontecimientos políticos del otoño de 1989, debo decirle que todas las manifestaciones públicas en mi ciudad y en otras ciudades empezaban con oraciones en la catedral, una hora de oraciones. Después los manifestantes marchaban silenciosamente por las calles llevando velas. Algunos llevaban estandartes con protestas escritas en ellos. Creo que los cambios que han ocurrido han sido el resultado de las oraciones de todo el mundo.
Nuestra revolución fue muy pacífica. No hubo tiroteos, y eso se debió a que las manifestaciones siempre empezaban después de haber orado. Y ése es el ejemplo que hay que dar al mundo; que una revolución puede llevarse a cabo pacíficamente.
¿Qué le hace creer que los cambios se debieron a la oración? ¿No podrían haber tenido algo que ver con el sistema gubernamental?
No, creo que realmente se debieron a las oraciones. Lo percibí, y así también muchos otros. Dios es Amor, por lo tanto, estoy segura de que el cambio se debió a las oraciones del mundo.
¿Cómo oró usted, como Científica Cristiana, en bien de la libertad?
Aprendí cómo orar en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, y en el Heraldo. Vi que tengo que orar. Somos miembros de todo el mundo, y tenemos que orar para saber que somos libres y que somos ciudadanos del mundo, y, como la Sra. Eddy escribe en el libro de texto: "La esclavitud no es el estado legítimo del hombre".
¿Cómo supo acerca de la Ciencia Cristiana?
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, mi país estaba destruido. Había hambre. Yo vivía en una casa deteriorada que no tenía techo. Teníamos poco para comer. Había tropas del Ejército Soviético de Ocupación en mi ciudad.
Una mujer, que era oficial del Ejército Soviético de Ocupación, me habló de la Ciencia Cristiana. Vivía en una casa que estaba frente a la mía. Había oído que yo era maestra. Era peligroso para ella hablar conmigo, pero me dijo que ella era Científica Cristiana y que se celebraban servicios religiosos de la Ciencia Cristiana en mi ciudad. Yo jamás había oído hablar de la Ciencia Cristiana.
¿Qué año era?
Cero que era el año 1949.
A ella no le permitían ir a los cultos. Yo fui y tomé parte en los cultos. Al principio no comprendía. Pero creo que fue la atmósfera tan afectuosa lo que me atrajo. La gente era tan sincera, y expresaban tanto amor. Llevaba a mi madre conmigo a los cultos. Ella también disfrutaba de ellos, especialmente de los himnos. De esa manera encontré mi relación con Dios.
¿Cuál era su instrucción religiosa? ¿Había pertenecido a otra iglesia?
Yo tenía poca instrucción religiosa.
¿Qué fue lo que le atrajo de la Ciencia Cristiana?
Nuestra vida no era nada fácil; era una vida muy difícil. El saber que Dios es Amor y que, como escribe la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: "El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana"; eso era verdadera paz. Imagínese, no teníamos casas. El 90 por ciento de mi ciudad fue destruida por las bombas. Muchas veces no teníamos luz eléctrica porque la conectaban sólo algunas horas al día, y no siempre se disponía de carbón o de otro combustible calorífico.
Lo que es más impresionante acerca de lo que enseña la Ciencia Cristiana es el hecho de que Dios ama a todos y que nosotros somos Su reflejo, y que todos somos creados por Dios, y que no debe haber odio. Dios no divide a las personas en rusos crueles, o americanos crueles o alemanes crueles.
¿Puede recordar algunas experiencias específicas en que pudo comprobar lo que estaba aprendiendo?
Tuve muchas experiencias. Yo era maestra en una escuela secundaria; enseñaba literatura inglesa y alemana. Antes de ir a la escuela, siempre, o la mayoría de las veces, oraba, sabiendo que mi trabajo era reflejar y expresar a Dios. Y que el Amor divino me incluía a mí y a mis alumnos, que ellos y yo reflejábamos y demostrábamos la inteligencia divina y la expresábamos. Por lo tanto, me alegraba mucho mi trabajo.
Mis alumnos y yo estábamos unidos por el amor, e incluso ahora me reúno algunas veces con alumnos que terminaron sus estudios en la década de 1950 y ahora son abuelos y abuelas, pero nos recuerdan a mí y a mi esposo. Ellos realmente sintieron, quiero decir, el amor.
¿La Ciencia Cristiana era ilegal en su país hasta muy, muy recientemente? ¿Conoció a otros Científicos Cristianos? ¿Podía usted reunirse con ellos?
No, no podía. Muchos Científicos Cristianos se habían ido de nuestro país, y, de cualquier manera, hubiera sido muy peligroso reunirse. Pero le diré, cada día sentía la guía de Dios, y me sentía muy segura acerca de lo que dice el Salmo noventa y uno: "Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos". Todos los días he sabido que todos mis asuntos son dirigidos por Dios, y he sabido que el mal no tiene ninguna mente.
Yo tenía el libro de texto de la Ciencia Cristiana y tenía los Heraldos. Cuando regresaba de mi trabajo en la escuela siempre dedicaba media hora para leerlos. Me ayudaron a resolver problemas. Debo decirle que mantenía buenas relaciones con todos. Fueron muy amistosos conmigo.
Todo el sistema de gobierno era básicamente antirreligioso, y puesto que la Ciencia Cristiana era ilegal, debió de haber estado sola. ¿Se sintió alguna vez aislada?
No, no me sentí aislada. Tenía el libro de texto, y sabía que Dios está en todas partes y que es todopoderoso.
Supongo que parte de la razón por la cual no se sintió aislada fue porque estaba llevando a la práctica lo que sabía que era verdad.
Trataba. Creo que la oración no es sólo hablar con los labios, sino ponerla en práctica. Y yo trataba. No siempre tenía éxito; algunas veces los problemas me vencían, pero siempre más tarde sabía la verdad.
Llevaba una vida familiar muy feliz; mi matrimonio con mi esposo fue realmente una unión de corazones. Mi esposo no era Científico Cristiano, pero cuando viajábamos en nuestro país o íbamos a otros países del Bloque Oriental — fuimos maestros en Bulgaria durante tres años — él llevaba mi literatura de la Ciencia Cristiana con nosotros porque era de la opinión que esa literatura era de gran ayuda.
Debo decirle que he tenido pocos problemas de salud. Durante el tiempo que fui maestra nunca falté a mi trabajo.
Usted había viajado antes a Occidente porque a las personas jubiladas se les permitía viajar allí, incluso antes que se levantara la reciente prohibición de viajar. ¿Cuáles fueron sus primeras impresiones de Occidente?
El elevado nivel de vida — la abundancia de alimentos y de cosas materiales — hace la vida más fácil de la que tenemos. Cuando fui por primera vez a la República Federal de Alemania me maravillaron los escaparates llenos de las tiendas y todo eso. Pero debido a lo que me da la Ciencia Cristiana, jamás sentí envidia. Me regocijé con ellos.
Bueno, por supuesto, algunas veces quería estar mejor vestida, o quería tener la libertad de escoger cuando quería comprar algo, o quería tener fruta porque sólo tenemos bananas en la época de Navidad. Pero jamás sentí envidia, porque sé que estoy satisfecha con mi vida y que Dios da a todos lo que necesitan. Podía regocijarme con ellos. Sólo tengo que estar agradecida.
Mi nieto se fue de la República Democrática Alemana porque según dijo: "Quiero tener una vida mejor". Una noche vino y me dijo: “Quiero agradecerte por todo lo que has hecho por mí, y ahora me voy”. Yo le dije: “Piénsalo bien. Los problemas que no has resuelto hasta ahora, serán los mismos cuando vayas a Occidente. Si quieres resolver problemas, quédate aquí y trabaja con nosotros y reclama una vida mejor, y vendrá, por cierto vendrá”.
No es correcto que todos los jóvenes nos dejen y sólo quieran tener una vida mejor. Tienen que quedarse y trabajar y vencer los problemas. No siempre es la manera correcta el irse. Esa es mi opinión.
¿Qué cree que se necesita en su país?
Creo que lo más importante es que necesitamos confiar en Dios. Y entonces todos los cambios necesarios en la economía, elecciones libres, lo que ahora exigen, todo eso vendrá de la misma manera en que han venido los cambios recientes.
¿Qué hay acerca de Dios que hará que todo eso mejore?
Que El es Amor y que El es una ayuda en toda necesidad, y que El está siempre presente. Sólo puedo darle esa respuesta. No tengo otra. El nos da a todos las facilidades que necesitamos en nuestro trabajo; El nos da todo aquello que necesitamos cada día de nuestra vida para vencer los problemas. El nos da la inteligencia que necesitamos en nuestro trabajo.
Usted ha visto ambas clases de vida, en los países del Bloque Oriental y en los de Occidente ¿qué cree usted que sea la libertad?
Es el conocimiento de que Dios está siempre presente; es el conocimiento de que no hay esclavitud; es el conocimiento de que Dios es omniacción. Y que El guiará a todas las personas hacia la libertad del corazón, de la mente, del país.
La libertad no depende de la riqueza que tengamos. Depende del poder interior que Dios le expresa a usted. Depende de la paz que El nos da; eso es libertad. Por supuesto, es muy agradable llevar una vida confortable, pero podemos ver en todos los países que eso no significa libertad o paz para todos. Libertad es estar en unidad con Dios y percibir Su omnipresencia.