Mis Padres Comenzaron a estudiar la Ciencia Cristiana a principios de la década de 1920, después que varios médicos le informaron a mi padre que no volvería a caminar. Con el dedicado tratamiento de un practicista de la Ciencia Cristiana, mi padre tuvo una curación rápida y permanente. Como resultado de esto, Dios se convirtió en el único médico de nuestra familia. Mis padres pronto asistieron con regularidad a una iglesia filial, y sus cinco hijos fueron alumnos en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana hasta que cada uno de nosotros cumplió veinte años. (Más tarde mis padres se hicieron miembros de la iglesia filial y de La Iglesia Madre.) He tenido muchas curaciones a lo largo de mi vida.
En 1950 mi esposa y yo nos mudamos de Maine a Nueva Jersey, donde estaba empleado como capataz de una empresa de construcción de la autopista del estado. En 1951, mi padre, que se había jubilado en forma anticipada, vino a Nueva Jersey para trabajar conmigo. Un día fui atropellado por un camión de diez ruedas que me derribó y me pasó por encima.
Mi padre, al ver lo que sucedía hizo señas al conductor para que moviera el camión. Yo había sido aplastado boca abajo, quedando hundido algunas pulgadas en la tierra arenosa. Mi padre me dio vuelta y empezó a hablarme de Dios y del amoroso cuidado que El tiene para con el hombre. Al recuperar el conocimiento y escuchar las declaraciones que hacía mi padre sobre Dios y Su totalidad, dije: “Estoy contigo, papá”.
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