"Cuando uno de mis hijos empezaba a andar,... anhelaba tanto participar en nuestro ritual [de oración] al lado de la cama, que agachaba su cabeza y 'oraba' en... un hilo de sonidos que parecían palabras...
"El querer orar, pero sin tener las palabras, es una desventaja que nos aflige mucho después de la niñez...
"En mi búsqueda de palabras, he visto que el anhelo de orar mantiene, en sí mismo, una gran promesa... La oración es... algo que queremos hacer, algo en lo que el anhelo y la motivación parecen inherentes...
"Aprendemos a orar, orando... Más que tomar una clase en técnicas de oración, u obtener un grado en historia de la espiritualidad, tenemos que considerar nuestro deseo de buscar a Dios...
"La oración profunda es, con frecuencia, bastante sencilla. Las oraciones de las grandes figuras de la Biblia revelan, de hecho, una sencillez que demuestra que no es necesario usar un vocabulario elaborado...
"Hace poco, esto fue evidente para mí de una manera extraordinaria. Influido por mucho tiempo por la clase de piedad que pone énfasis en la necesidad de tener una hora de 'sosiego' cada mañana, a mí me parecía imposible poder continuar haciéndolo... Mi nueva determinación jamás duraba más de dos semanas.
"Recientemente leí una vez más acerca de una mujer que sencillamente decidió asumir el compromiso de orar, y sentí un remordimiento de conciencia. Pero dentro de mí mismo supe muy bien que era necesario algo más que tener determinación. Empecé a orar acerca de la oración misma...
"Descubrí que como resultado de esa sencilla oración, estaba ocurriendo algo sorprendente: Me sentí transportado ante la presencia de Uno que tuvo, mucho más que yo, el poder de mantenerme cerca. Me di cuenta de que mi enfoque sutilmente cambiaba de mis esfuerzos a los de Dios, del rigor a la gracia, de la rigidez a la relación. Pronto me di cuenta de que esto estaba ocurriendo con regularidad. Estaba orando mucho más. Me preocupaba menos acerca de los mecanismos y métodos y, a su vez, me sentía más motivado.
"Y comprendí nuevamente que, de tal manera cuida Dios de nosotros, que El mismo nos ayuda a orar. Cuando no sabemos qué 'hemos de pedir como conviene,... el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles' (Romanos 8:26)...
"Aun cuando el impulso de dirigirnos a Dios yace profundamente dentro de nosotros no quiere decir que nos mantengamos pasivos. Que estemos hechos para relacionarnos con Dios no significa que no hagamos nada para cultivar nuestro deseo de orar o nutrir este impulso tan fundamental. Entonces profundizamos la fluidez de nuestra oración, no sólo deseándolo, sino también aprendiendo.
"Es por esto que los discípulos vinieron a Jesús y dijeron: 'Señor, enséñanos a orar'. Debemos adquirir discernimiento. Es necesario que modelemos nuestras palabras tartamudas y torpes silencios con sabiduría... Orar es responder al Dios que ya se ha dirigido a nosotros; no consiste en iniciar una conversación con una deidad distante".
Cercana está mi justicia,
ha salido mi salvación,
y mis brazos juzgarán
a los pueblos;
a mí me esperan
los de la costa,
y en mi brazo
ponen su esperanza
Isaías 51:5
Copyright © 1990 de Christianity Today. Reimpreso con permiso.