Como pastores que a sus rebaños no dejan dispersar,
el rebaño de nuestros pensamientos debemos vigilar.
A pensamientos, como a rebaños, cuidadosa atención se debe dar.
Cada mañana, en oración, condúcelos diligente
hacia alturas celestiales, donde puedan hallar
abundante sustento en la Mente.
Tu rebaño de pensamientos, a diario debes defender.
No permitas que en presa sea convertido
ni que por el temor, sea esparcido.
La agresión dañina, el Amor impedirá.
El amparo del Amor, en calma y calidez los pensamientos guardará.
En la tormenta, deja que el Alma tus pensamientos proteja,
como el vellón protege de la lluvia a la oveja.
Para seguridad y descanso, durante el frío invernal
lleva los pensamientos, cual corderos, al redil de la Verdad.
El rebaño del pastor fiel, bendecido está
con paz, salud y felicidad.
¡Despiértate pastor! Un nuevo día ha despuntado.
La hora de conducir a tu rebaño ha llegado,
con la luz del cristianismo científico,
hacia el Principio, el omnisciente Ser.
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