UN FORO
¿Pensamos que los hombres y mujeres encarcelados en prisiones locales son nuestros hermanos y hermanas?
Si contestáramos honestamente, es probable que dijéramos: En el curso normal de nuestra vida realmente casi nunca pensamos en ellos. Excepto cuando nos sentimos un tanto agradecidos porque están detrás de las rejas y no andan por las calles.
Pero al analizar más profundamente esta actitud, vemos que en realidad no es propia de un cristiano. No tiene sentido relegar a un extenso segmento de hombres y mujeres a una profunda oscuridad fuera del alcance de nuestro interés y activa oración.
¿Sabía usted que algunos de los que se hallan cumpliendo una condena son ávidos lectores de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana? (Más adelante en este Seminario va usted a “escuchar” algo directamente de ellos.) Y considerando la diversidad que existe entre nuestros lectores, no se sorprendera de saber que algunos de los lectores de las publicaciones periódicas tienen, efectivamente, hermanos o hermanas en la cárcel.
Dado que en el cristianismo genuino no hay nada que simplemente suavice o perdone la criminalidad, es obvio que aquellos encarcelados que leen las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana están buscando algo más profundo que una mera conmiseración humana.
“Anhelo espiritual” es una frase que leemos más a menudo en la actualidad, no porque sea un cliché, sino porque describe con mucha precisión el anhelo profundo que tiene la humanidad de alcanzar lo que es real, lo que es verdadero, confiable, sanador, significativo y satisfactorio. El anhelo espiritual no se detiene en las puertas de la prisión. Describe lo que muchos prisioneros están sintiendo. Muchos están vivamente conscientes de lo que no alimenta esta clase de anhelo, de lo que no satisface, y están buscando lo que es real. En la búsqueda están descubriendo que en lugar de estar sentenciados a una existencia sin sentido y a ciclos de encarcelamiento, tienen realmente mucho para dar al prójimo.
Están encontrando que las verdades que contienen estas revistas — como por ejemplo, la verdad de la naturaleza espiritual del hombre, de la creación de Dios, y la verdad de que Dios ama indefectiblemente a cada uno de Sus hijos e hijas — nunca dejan de ser pertinentes en la experiencia humana. Están descubriendo también — a menudo con gran alegría — que en cualquier parte se puede orar y que la oración aporta curación y perspectivas nuevas y más amplias a lo que antes se veía como horizontes limitados.
En una de sus vívidas descripciones del reino de los cielos, Cristo Jesús describió al Hijo del hombre, el Rey, dando la bienvenida a los justos: “Venid, benditos de mi Padre,... [estuve]... en la cárcel, y vinisteis a mí... en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.
¿Cómo podemos llegar a alcanzar a estos hermanos en la prisión? Hay muchas e individuales maneras de hacerlo. Por ejemplo, algunos lectores de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana son capellanes en las prisiones; otros celebran allí servicios religiosos dominicales; otros visitan instituciones para presos que están en libertad condicional; algunos aceptan peticiones de prisioneros para darles tratamiento en la Ciencia Cristiana.
Un Científico Cristiano que durante cuarenta años ha trabajado para el Servicio Británico de Libertad Condicional describió de esta manera su trabajo y el enfoque espiritual que se necesita para llevarlo a cabo: “El funcionario [a cargo de vigilar a las personas que están en libertad condicional] tiene que detectar y descubrir la falta de equilibrio que... llevó a la persona a perpetrar un crimen, y ayudarla a desarrollar un autocontrol para resistir nuevas tentaciones. A través de los años he llegado a convencerme de que uno no puede esperar tener... éxito en una actividad sanadora de esta clase, a menos que uno [comience a percibir] que la bondad fundamental con que Dios ha dotado al hombre tiene un poder infalible para anular lo que parece ser una inclinación a actuar mal...
“Por más que un criminal haya sido catalogado con vigor como ‘una pobre especie’, ‘un inservible’, ‘un caso perdido’, me propuse mantener firmemente en el pensamiento su más profunda identidad espiritual. Después de trabajar cuarenta años con ex criminales, mi confianza en la inviolable impecabilidad del hombre y en el poder redentor de las enseñanzas de Cristo Jesús, ha aumentado en lugar de disminuir... He tenido la gran bendición de ver que a pesar de las tremendas disparidades, muchos de aquellos que la sociedad rechaza, han llegado a ser valiosos ciudadanos”.
¿No estamos todos bajo la obligación de hacer nuestra parte para traspasar las nubes de la desesperación y criminalidad que encarcelan a tantos miembros de la familia humana? Aquellos que han experimentado algo del poder transformador de la oración, pueden esperar a ciencia cierta que cuando reemplazan la apatía o la desmoralización crónica por la oración activa, se reconoce cada vez más que esta oración es una fuerza poderosa para reformar, para destruir la garra del crimen y la desesperación.
Algo que cada vez se hace más evidente en muchos aspectos de la vida — en los negocios, la salud, la vivienda, etc.— es que la oración activa realmente hace una diferencia. La oración científica no se basa en el testimonio temporario y aplastante de los sentidos materiales, sino en la verdad transformadora que declara la indemne filiación del hijo con el Padre.
Si comenzamos a pensar que los prisioneros son miembros de nuestra familia más extensa, obtenemos cierta perspectiva de lo importantes que son nuestras actitudes y oraciones. Aun hasta en el ambiente secular se está reconociendo cada vez más que la atmósfera mental y las actitudes en el hogar afectan profundamente a los familiares. Los pensamientos invisibles que abrigamos acerca de nuestros seres queridos tienen mucho que ver con la manera en que ellos se ven a sí mismos y cómo actúan. Muchos sociólogos y otros que trabajan con familias en el campo de la asistencia social, dicen que el ambiente mental en el hogar, no el nivel económico o el ambiente físico, es el que ejerce el mayor impacto en el crecimiento y desarrollo normal de las vidas útiles de los miembros de una familia.
A medida que nuestro concepto de familia aumenta lo suficiente como para incluir a nuestros hermanos y hermanas que están en prisión, es natural que nuestras oraciones por nuestra “familia” se amplíen también. Las oraciones que tratan las causas subyacentes que originan el encarcelamiento, son un punto de partida donde comenzar nuestro trabajo activo. ¿Estamos dispuestos a hacer algo más que simplemente pensar en la oración para destruir la garra del crimen en los pensamientos y acciones de nuestros hermanos? ¿Estamos dispuestos a hacerlo?
COMENTARIOS DE QUIENES VISITAN LAS PRISIONES
Una trabajadora voluntaria en el centro de detención del condado me pidió que la acompañara a visitar a un preso que estaba muy interesado en la Ciencia Cristiana. Me senté en silencio, orando y leyendo mientras ellos conversaban.
En la próxima visita este detenido me preguntó si querría yo ver a un amigo suyo en la prisión. Acepté y fui a conversar con él. Era la primera vez que estaba preso. Tenía problemas crónicos de mala salud y dijo que apenas si había podido dormir durante los trece meses que había estado en prisión.
Tenía interés en aprender más acerca de Dios, y le expliqué cómo podía estudiar las Lecciones Bíblicas del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Me preguntó si podía orar para ayudarlo, a lo cual accedí.
La siguiente semana preguntó si podía conversar conmigo nuevamente. Me dijo que ahora estaba durmiendo bien y que sentía un renovado interés en hacer de su vida algo útil. Su padre había tenido un restaurante y ahora él [el preso] había decidido solicitar empleo en la cocina de la institución penal. Al pasar por el examen médico requerido para el empleo, el médico se sorprendió de que uno de los ojos que antes le estaba dando problemas, ahora estaba comenzando a ver.
Luego este amigo me dijo que su caso iba a los tribunales la próxima semana. Cuando fue juzgado anteriormente, el juicio terminó con un fallo no unánime. Al juez asignado ahora para el segundo juicio lo llamaban “el patíbulo” por ser bien conocido por el alto porcentaje de casos que condenaba en su corte y por la dureza de sus sentencias. Mi amigo me dijo que su abogado quería que aceptara un acuerdo legal, explicándole que si lo aceptaba podría salir de la cárcel. Pero mi amigo insistió en que era inocente y que no podía aceptar un “regateo”.
Durante el juicio se mantuvo en estrecho contacto conmigo. Ambos oramos para ver esta situación, no como un juicio, sino como una oportunidad para comprobar el tierno cuidado de Dios en su experiencia.
En cierto momento durante el juicio, el fiscal trató de desacreditar el testimonio de mi amigo y dijo despreciativamente: “Jamás he escuchado tal cosa”. En ese momento el juez dijo: “Pero yo sí”. Y esto pareció poner fin al tema.
Mi amigo me dijo que al darle un vistazo al jurado, le pareció verlos como si fueran “el coro de una iglesia”: bondadosos y asequibles.
El juicio terminó con un fallo que lo declaraba inocente de toda culpa. Y así fue que obtuvo su libertad.
Antes de comenzar a leer voluntariamente la Lección Bíblica a prisioneros hispanos en una cárcel local, nunca había visitado una prisión. Pero aun antes de comenzar esta actividad, siempre pensé que la gente que está en prisión necesita algo de ayuda y esperanza, que debiéramos encontrar mejores formas de darles una oportunidad para cambiar y comenzar una vida nueva y mejor. El interés y afecto verdaderos — aun hacia aquellos que han hecho lo peor — despiertan receptividad para que haya curación y reforma. Pueden alentar a la gente a retribuir un acto afectuoso o a pedir ayuda.
No sería de mucha ayuda que yo fuera a verlos considerándolos como seres mortales y pecadores, sin esperanzas de reforma. Mas, por el contrario, trato de verlos como Dios creó al hombre, como Sus hijos e hijas, como somos todos en realidad. No puedo dejar de ver las cosas buenas que pueden ofrecer al mundo. Aun cuando su verdadera identidad espiritual pueda estar temporalmente oculta, todos tienen cualidades derivadas de Dios que se pueden revelar y vivir.
Durante la lectura de estos ser vicios en la prisión, puedo sentir la atención con que estos reclusos escuchan cada palabra. Es obvio que están activamente buscando ayuda, buscando curación.
La primera vez que leí, al final del servicio, varios de los reclusos me preguntaron cómo podían estudiar la Lección Bíblica, y expresaron mucho agradecimiento cuando se les obsequió una Biblia, un ejemplar de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, y un Cuaderno Trimestral. Ninguno de ellos salió de la sala sin venir a estrecharnos la mano (éramos dos lectores).
No hay duda de que muchos de los que se hallan cumpliendo una condena, deben sentirse aislados, olvidados, rechazados por la sociedad. Cuando leo, los incluyo en mis pensamientos. Pienso en esta actividad en el sencillo espíritu de estas palabras de Cristo Jesús: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Hubo un momento después de un servicio en la cárcel que recordaré durante muchos años. Yo era entonces capellán de la Ciencia Cristiana en la prisión, y un hombre muy ocupado, gerente de un departamento, se ofreció para leer conmigo como voluntario en un servicio de la Ciencia Cristiana. Llegó a la cárcel expresando un sentido como de obligación y recelo por tener que pasar por tantas puertas de hierro y de detectores de metales, y de tener que firmar los cuadernos de registro. La expresión de su rostro era tan tensa que parecía decir: “Bueno, éste es un trabajo que tiene que hacerse; ¡pongamos entonces manos a la obra!”
No recuerdo los detalles del servicio de aquella mañana, excepto que yo mismo estaba recibiendo mucho de él. Era evidente que los otros también estaban recibiendo algo bueno, porque durante el servicio prestaron mucha atención y luego expresaron un genuino sentido de gratitud y compañerismo. Todos reconocían magníficas cualidades en los unos y los otros. El corazón y el pensamiento comenzaron a abrirse.
Al terminar el servicio, mi amigo y yo hablamos poco de la experiencia hasta que pasamos la última puerta. Entonces fue como si mi amigo ya no hubiera podido contenerse más. Sus ojos brillaban como los de un niñito que ha encontrado algo precioso.
“¡Esto es lo que es!” dijo con asombro. “¡Esto es lo que es!”
Por supuesto, estaba refiriéndose a cómo nos sentimos cuando el verdadero cristianismo está en operación.
“La Sra. Eddy estaba muy interesada en las actividades de la Ciencia Cristiana en las prisiones. Una de sus primeras conversaciones conmigo se relacionó con aquellos desdichados individuos que estaban prisioneros en la cárcel del condado o en la penitenciaría del estado. A pedido de ella, fui a visitar al alguacil de la cárcel del condado de Merrimac, y le propuse celebrar en la cárcel servicios religiosos de la Ciencia Cristiana... El alguacil aceptó la idea gustosamente... Cuando se hicieron todos los arreglos... se informó a la Sra. Eddy, quien respondió:
Me complace que haya usted comenzado la misión de la Ciencia Cristiana con fe de que usted puede abrir las puertas de la prisión y liberar al cautivo. Dios nos bendecirá en este camino que El designa...
El interés de la Sra. Eddy en las actividades de la prisión nunca disminuyó. Para ayudar a los prisioneros a desprenderse del ‘viejo hombre’, obsequió a la prisión ejemplares de Ciencia y Salud, de los que de inmediato se hizo buen uso... Con frecuencia, las expresiones de gratitud hacia la Sra. Eddy eran conmovedoras. Los prisioneros de la Prisión del Estado de New Hampshire le obsequiaron una silla de mimbre hecha por ellos mismos. En el centro de su parte posterior tejieron en color una cruz y una corona”.
“ESTOY ESCRIBIENDO UN TESTIMONIO DE CURACION”
Estuve preso en el Correccional durante treinta y nueve meses. Mis pies, especialmente los dedos, me dolían terriblemente al usar las botas, y esto parecía empeorar cada día.
Recién había comenzado a estudiar la Ciencia Cristiana y estaba aprendiendo acerca de nuestro Padre-Madre Dios.
El administrador de la unidad me ordenó que viera al médico. Este me dijo que tendría que someterme a una operación y que me tendrían que extirpar una de las uñas del pie. Comencé a mantener correspondencia con una practicista de la Ciencia Cristiana. Le expliqué mi situación y le dije que tenía mucho miedo. La practicista me recomendó algo para que leyera y reflexionara. Leí en Escritos Misceláneos por Mary Baker Eddy: “Las etapas progresivas de la Ciencia Cristiana se adquieren mediante desarrollo, no por acrecentamiento..."
Rehusé operarme y comencé a orar (también a mantener el pie limpio y lo más confortable que podía). El pie comenzó a mejorar y sanó. Esta curación se realizó mediante el poder de nuestro Padre-Madre Dios, el bien, que nos sana y nos redime.
CARTA ENVIADA AL AUTOR DE UN EDITORIAL DEL CHRISTIAN SCIENCE SENTINEL
Deseo tomar un momento de su tiempo para agradecerle su editorial... Se relaciona con un proyecto que he estado llevando a cabo durante estos dos últimos años.
Como puede usted ver por mi dirección, estoy en la cárcel. Cuando esto me ocurrió hace cerca de siete años, quería morirme. Con la ayuda de unos pocos amigos superé esta ordalía y ahora me encuentro ”desprendiéndome” de muchos conocimientos de los sentidos materiales. El año pasado comencé el proyecto de leer la Biblia juntamente con Ciencia y Salud de cabo a rabo cuatro veces... Puedo decirle directamente que ahora ¡soy un hombre nuevo! El verano pasado escribí a máquina el Sermón del Monte y ahora lo leo cada día, generalmente durante nuestra clase.
Estas actividades, combinadas con la reflexión que hago de las Lecciones Bíblicas, me han dado mucha tarea para realizar. Mis días aquí parecen irse volando, y realmente espero con gozo el siguiente día y la siguiente semana. He aumentado mi comprensión del significado espiritual de la obra de Cristo Jesús y de la demostración de la Sra. Eddy al establecer el movimiento de la Ciencia Cristiana. La regeneración de mi vida va más allá de mis sueños de hace unos pocos años.
Deseo terminar haciéndoles llegar a usted y a su personal mis deseos de que disfruten del día de Acción de Gracias y de que tengan una Feliz Navidad.