Hace Poco Fui a almorzar a la casa de una amiga Científica Cristiana. Mientras estábamos preparando la comida, su hija de dos años entró a la cocina trayendo unas tijeras muy afiladas. Yo estaba segura de que la madre de la niña no quería que ella las tuviera, así que traté de sacárselas, diciéndole: “¡Pienso que tú no deberías tener eso!” En el momento en que mis manos alcanzaban las hojas, la niña las cerró de golpe sobre mi dedo, cortando la yema por completo. Me volví y le pedí a mi amiga una servilleta para envolverme el dedo. Sentí una serena confianza de que Dios estaba allí presente.
Minutos más tarde mi amiga llamó por mí a una practicista de la Ciencia Cristiana. La practicista me dijo que yo nunca podía estar lastimada ni separada de Dios. Esta verdad espiritual era justo lo que yo necesitaba saber.
Mi amiga y yo comenzamos a orar juntas. Compartimos ideas espirituales, afirmando que Dios estaba allí mismo en ese preciso instante, cuidando de mí. Como dice Pablo en Romanos, nada “nos podrá separar del amor de Dios”. Entonces pensé que ese almuerzo era una expresión de amor, al igual que el haberle quitado las tijeras a la niña.
Mi amiga y yo hablamos con calma acerca de lo que era realmente cierto acerca de mí por ser el reflejo espiritual de Dios, y conversamos sobre la siguiente declaración de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana”.
Poco después limpiamos y vendamos el dedo. Mi amiga me despidió con un abrazo y regresé a mi casa. Mientras conducía, canté himnos del Himnario de la Ciencia Cristiana y oré en voz alta, reconociendo el amor de Dios por el hombre. Mi marido y mis hijos fueron un gran apoyo para mí, y se sintieron felices de poder ayudarme con los quehaceres domésticos durante los días siguientes.
Cada vez que me venía al pensamiento la sugestión de que el dedo podría no crecer de nuevo o no recuperar el tacto que tenía, lo desafié, afirmando mi integridad y totalidad como hija de Dios. Hoy mi dedo está completamente sano. Incluso la impresión digital ha sido restaurada.
Estoy muy agradecida por la oportunidad que tenemos de reconocer y experimentar el amor de Dios. Si vemos los desafíos como oportunidades, crecemos y aprendemos de ellas y nos hacen sentir agradecidos. Mi gratitud por Cristo Jesús es muy grande. Y estoy agradecida por la libertad que me dieron mis padres de asistir a la Escuela Dominical cuando era niña, y de practicar la Ciencia Cristiana.
Albuquerque, Nuevo México, E.U.A.
Yo soy la amiga que estaba con Leslie en el momento del incidente y tuve el privilegio de presenciar esta curación y regocijarme al ver su dedo restaurado. En verdad, Dios es “nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmos).