Llega El Momento en que después de aceptar las verdades básicas de la Ciencia Cristiana y de haber sanado mediante la oración, nuestra gratitud desborda y anhelamos servir a la Causa. Esta gratitud desbordante es natural y hallamos iglesias filiales deseosas de aceptarnos, pues la necesidad es grande.
No obstante, ¿qué decir si de pronto nos detenemos y nuestro entusiasmo empieza a vacilar? Esta vacilación es la oposición de la mente carnal a que sirvamos a la única Causa que garantiza la destrucción de esa mente. Si percibimos la imposición con claridad, la expulsamos de nuestro pensamiento y dejamos que nuestros deseos puros sigan adelante libremente.
En mi propia experiencia, cuando he podido soltar esos frenos en mi alegre deseo de servir, siempre he experimentado mucha curación.
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