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Una De Las muchas cosas por las...

Del número de junio de 1992 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una De Las muchas cosas por las cuales debo estar tan agradecida a Dios es que la Ciencia Cristiana siempre ha sido parte de mi vida. La Ciencia Cristiana me ha mostrado que la ley de Dios está siempre presente y, a través de esto, he podido resolver los desafíos que se me han presentado en la vida. Las enseñanzas de la Ciencia Cristiana y la oración nunca han dejado de satisfacer mis necesidades.

Entiendo que para muchos la idea de apoyarse en medios espirituales para sanar dificultades físicas sea difícil de comprender. Pero como he conocido la Ciencia Cristiana toda la vida y he tenido curaciones, para mí es lo más natural.

Una de estas curaciones ocurrió cuando parecía que mi hombro se había dislocado gravemente. Esto sucedió accidentalmente una noche. Debido a que estaba profundamente dormida, al principio no me di cuenta de esto, pero en cierto momento un dolor intenso me despertó.

Cuando fui al baño me desmayé, y cuando volví en sí y traté de levantarme, me di cuenta de que no podía mover el brazo izquierdo. Se había dado vuelta hacia adentro en un ángulo poco usual.

Tomé un ejemplar de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, y cuando lo abrí, éste fue uno de los pasajes que leí: “La Ciencia Cristiana siempre es el cirujano más hábil... ya obran en poder de la autora testimonios plenamente acreditados de curaciones tanto de huesos fracturados como de articulaciones dislocadas y de vértebras, efectuadas por ella misma y por sus alumnos, mediante la cirugía mental únicamente”. Otra frase en que me apoyé decía: “La Ciencia Cristiana obra como un alterante, neutralizando el error con la Verdad. Cambia las secreciones, expulsa humores, disuelve tumores, relaja músculos rígidos y restaura la salud a huesos cariados”. A lo largo de mi vida he podido darme cuenta de que la transformación espiritual de nuestra vida mediante el poder del Cristo, la Verdad, verdaderamente tiene un efecto sanador en el cuerpo.

A la mañana siguiente, tenía hinchazón, magulladuras e inmobilidad continua. Entonces pedí la ayuda mediante la oración de un practicista de la Ciencia Cristiana. En ese entonces mi esposo no era estudiante de la Ciencia Cristiana, pero sabía que yo me apoyaba en la Ciencia Cristiana y respetaba mi método de curación, o sea, recurrir exclusivamente al poder de la oración para solucionar los problemas.

Cuando mi amorosa suegra vio en las condiciones que me encontraba, se preocupó mucho y quería que me tomaran una radiografía y me dieran tratamiento médico. Pero yo me sentía muy segura de que Dios cuidaba de mí como lo había hecho toda mi vida. Le expliqué lo que estaba haciendo, y le pregunté si estaba dispuesta a respetar mi deseo de apoyarme en la Ciencia Cristiana para obtener la curación. Ella accedió y se quedó para ayudarme con los niños. Esto me permitió dedicar todo el tiempo a mi estudio de la Biblia y Ciencia y Salud, y a orar.

Al día siguiente, la hinchazón había desaparecido totalmente, el brazo y el hombro habían recuperado su color natural, y podía mover el brazo. Pude ir de compras, manejar el auto de cambio mecánico, y cumplir hasta con mis obligaciones como primera lectora de mi iglesia. En una semana la curación fue tan completa que podría haber jugado voleibol.


Confirmo la veracidad de los hechos mencionados y declaro que fui testigo de esta curación, por lo cual también estoy agradecido.

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