Una Vez Fui la propietaria de un negocio de bienes raíces en un pueblo pequeño. Nuestra primera oficina estaba ubicada justamente frente a los rieles principales del ferrocarril, que cruzaba por el medio del pueblo.
Una mañana, estaba conversando por teléfono con un cliente de una ciudad muy grande y cercana a la nuestra. Mientras estábamos hablando, pasó un tren por el pueblo, haciendo sonar su silbato. Cuando el cliente oyó esto, dijo: “¡Caramba! Tú ciertamente vives en el campo”.
Más tarde ese día, estaba hablando por teléfono con un agricultor que vivía en el campo a media hora de camino en auto desde nuestra oficina. En esos momentos otro tren pasó mientras conversábamos. Al oír el silbato, el agricultor exclamó: “¡Vaya! Tú verdaderamente vives en el medio de la ciudad”.
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