Hace Algunos Años oí la explicación que dio un experto en lenguas antiguas sobre el versículo 10 del Salmo 46 que dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. El dijo que también se puede traducir: “Desligaos, y conoced que yo soy Dios”. Esta enseñanza bíblica significó mucho para mí hace unos años cuando estuve luchando durante largo tiempo con la aflicción y la angustia de un matrimonio deshecho.
Mi esposa me había dejado y se había casado con otra persona. Con una gran depresión mental, recurrí al estudio de la Ciencia Cristiana, a la que había ignorado por casi treinta años. Pedí a una practicista de la Ciencia Cristiana que me ayudara por medio de la oración, y comencé a estudiar a fondo la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy.
Yo estaba bastante convencido de que si podía resolver “correctamente” esa situación, de alguna manera mi esposa regresaría y cesaría mi desdicha. Fue entonces que oí esa traducción bíblica del versículo que acabo de citar. Eso me produjo gran conmoción, pero entendí que tenía que dejar de aferrarme a mi propia idea de cómo se resolvería esto. Tenía que abandonar la idea de que mi esposa era mi felicidad, y dejarla libre en mi pensamiento.
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