Lo más probable es que estemos muy familiarizados con nuestra iglesia filial o, por lo menos, así lo creemos. Pero si alguien dijera “iglesia filial”, y fuéramos a responder como en uno de esos juegos de asociación de palabras, ¿qué sería lo primero que nos vendría a la cabeza? ¿La imagen de un edificio de cierto estilo, la manera en que está arreglado el auditorio, las caras conocidas de quienes siempre van a la iglesia, los saludos amables, los desafíos específicos de tener muy poca gente para llenar demasiados puestos en los comités?
Entonces, si alguien fuera a decir: “el verdadero propósito para que exista su iglesia filial”, ¿sería más difícil encontrar una respuesta inmediata?
De ser así, creemos que los colaboradores de este artículo pueden ser de gran ayuda.
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