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LA PLAZA

Seminario

La Iglesia que merece llamarse "cristiana"

(Segunda parte)

Del número de mayo de 1993 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Lo más probable es que estemos muy familiarizados con nuestra iglesia filial o, por lo menos, así lo creemos. Pero si alguien dijera “iglesia filial”, y fuéramos a responder como en uno de esos juegos de asociación de palabras, ¿qué sería lo primero que nos vendría a la cabeza? ¿La imagen de un edificio de cierto estilo, la manera en que está arreglado el auditorio, las caras conocidas de quienes siempre van a la iglesia, los saludos amables, los desafíos específicos de tener muy poca gente para llenar demasiados puestos en los comités?

Entonces, si alguien fuera a decir: “el verdadero propósito para que exista su iglesia filial”, ¿sería más difícil encontrar una respuesta inmediata?

De ser así, creemos que los colaboradores de este artículo pueden ser de gran ayuda.

El efecto de la oración cristiana científica es aclarar, hacer tangible y estructurar nuestro propósito espiritual. Esa claridad inevitablemente abre nuestros ojos a la evidencia de la realidad concreta y a la curación de Dios, lo cual nos hace actuar.

El resultado de la oración específica en nuestra experiencia de iglesia realmente no es distinto al de la curación individual. Usted sabe lo que queremos decir: digamos que usted ha estado saliendo del paso a duras penas, pensando básicamente que es un mortal —¡y encima enfermo!— y entonces, mediante la oración y el tratamiento, obtiene un sentido renovado de sí mismo como el hijo puro e intacto de Dios. La evidencia de la perfección actual se hace más real, menos oculta y la curación reemplaza a la confusión y a la enfermedad.

De la misma forma, la evidencia de que nuestras iglesias son saludables y activas, y se encuentran vivas y llenas de propósito, está allí para verse. Como es natural, para revelar esta clase de Iglesia más consecuentemente, necesitamos la oración científica, tal como se la requiere para vernos a nosotros mismos más consecuentemente como hijos de Dios. Pero puede hacerse, y está sucediendo. La gente está viendo algunas cosas nuevas dignas de destacar acerca de la Iglesia, y cuando esto ocurre, el corazón se conmueve y el espíritu se regocija. Recordamos cómo se supone que debe ser la Iglesia y qué significa.

A continuación encontrarán evidencia espiritual de cómo se manifiesta la Iglesia. Demuestra que el sentido adormecido acerca de las posibilidades da lugar a una extraordinaria renovación. Los resultados no son de ningún modo rutinarios: un aprecio más profundo por los niños, un nuevo vínculo con la comunidad forjado de amor y utilidad. Un nuevo amor, nueva actividad, la solidaridad de la curación espiritual, éste es el material del que está hecha una iglesia que merece llevar el nombre de “cristiana”.


“Comenzamos por orar por los niños del mundo”

Alrededor de la época de Navidad recibimos un cassette que contenía una conversación entre trabajadores de la iglesia que se desempeñaban en la comisión directiva de su iglesia filial y en la Escuela Dominical en el sudoeste de los Estados Unidos de Norteamérica. Nos dijeron que no estaban seguros de que pudiéramos usarlo. Les contestamos que sin duda alguna podíamos utilizarlo. He aquí algunos extractos.

Hace unos siete u ocho años teníamos una Escuela Dominical muy inactiva. Por esta causa, todos los miembros se unieron para brindar apoyo y orar mucho. Lo maravilloso fue que la Escuela Dominical empezó a crecer.

Entonces uno de nuestros miembros empezó a traer a sus hijos — tenían siete y ocho años en esa época— a todas las reuniones vespertinas de los miércoles. Fue contagioso; otros padres sintieron que querían hacerlo también. Los mismos niños querían tomar parte en ello. Comenzaron a venir uno a uno hasta que ahora muchos de los alumnos de la Escuela Dominical asisten con regularidad a las reuniones de los miércoles.

El invierno pasado, sin que nadie se lo sugiriera, dos de los alumnos de doce años de la Escuela Dominical pidieron solicitudes para afiliarse a la iglesia. Entonces un alumno de trece años solicitó afiliarse a La Iglesia Madre y también se hizo miembro de nuestra iglesia.

Cada jovencito fue entrevistado separadamente por el comité que entrevista a los que quieren hacerse miembros. Entre las preguntas que se les hicieron estaban: “¿Por qué quieres ser miembro de la iglesia?” “¿Cómo crees que ser miembro de esta iglesia te puede ayudar?” “¿Cómo crees que puedes contribuir como miembro financiera, moral y metafísicamente?"

Tuvimos que orar mucho para estas entrevistas porque sentimos que estos jovencitos tenían la oportunidad de aprender lo que significaba verdaderamente ser miembro y pensar en el verdadero motivo que los llevaba a afiliarse. Se puso de manifiesto que esto no era como unirse a las Niñas o a los Niños Exploradores. Requería un compromiso más profundo. El Comité de Afiliación de Miembros sintió que para estos jovencitos su entrevista había sido muy sincera y seria.

Desde que fueron aceptados como miembros, están participando en las actividades de la iglesia. Están muy, pero muy, deseosos de servir. Han ayudado como ujieres y en la guardería los miércoles.

Durante varios años los miembros de nuestra iglesia han estado trabajando juntos sobre distintos temas. Hace poco los miembros oraron por los niños del mundo. Los tres miembros que todavía son niños estaban en el comité, y compartieron muchas ideas útiles en términos de necesidades en la comunidad y en los institutos docentes. Tuvimos una reunión para terminar de redondear este enfoque, y los tres jovencitos se sintieron muy contentos porque se les pidió que la presidieran.

Los niños traen fortaleza e inspiración verdaderas, y una forma natural de llegar a los demás. Por ejemplo, un muchachito cuyo tío tiene problemas de alcoholismo, le ofreció a su tío un ejemplar del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, y le dio el nombre de una practicista de la Ciencia Cristiana a quien podía solicitar ayuda. El tío así lo hizo y le dijo a la madre del chico que continúa leyendo Ciencia y Salud y que siente que está recibiendo ayuda.

Otro alumno de la Escuela Dominical trajo a un amigo de quince años muy a menudo. Luego este visitante asistió a una conferencia y después se llevó un ejemplar de Ciencia y Salud. Al poco tiempo este visitante llevó su ejemplar de Ciencia y Salud en un viaje que hizo con su familia y otro joven amigo a California. Al ver el libro, el amigo le preguntó qué era Ciencia y Salud. El quinceañero le dijo: “Oh, lo leo cuando me siento deprimido”. Su amigo empezó a hojearlo y no podía dejarlo. Cuando regresaron, se puso en contacto con nuestro alumno de la Escuela Dominical y le pidió “uno de esos libros que le diste a nuestro amigo”. El alumno dijo que este muchacho tiene antecedentes de ir a muchas fiestas y participar en actividades que no son muy morales: “El sería la última persona con quien pensaría compartir Ciencia y Salud”. Este amigo dijo que estaba por terminar el libro y que quería seguir estudiándolo. No tengo idea hasta dónde llegará esto, pero sentimos que esta clase de incidentes demuestran la promesa de la oración y los resultados naturales de ayudar a apreciar a los niños.

Hay un sentido maravilloso de amor hacia los niños en nuestra iglesia, y los niños aman a los adultos. Hay un verdadero sentido de camaradería entre los miembros y los niños y entre los jóvenes mayores y los menores.

Estas son sólo unas pocas de las cosas que hemos estado viendo desde que nos pusimos a orar conscientemente por los niños y jóvenes del mundo. Sentimos que esto es sólo el comienzo.


“La Ciencia Cristiana hace que nuestra relación con la comunidad sea natural”

La entrevista que viene a continuación es con un Científico Cristiano que representa a su iglesia filial en una asociación ecuménica local.

¿Qué actividades desempeña esta asociación ecuménica?

Una gran variedad. Por ejemplo, mientras duró la guerra en el Golfo Pérsico, la asociación ecuménica organizó servicios religiosos semanales y se invitó a la comunidad.

Un martes por la noche tuvimos un servicio especial en la iglesia de la Ciencia Cristiana. El Primer Lector leyó de la Biblia y de Ciencia y Salud, y luego tuvimos un período para hacer comentarios.

Vinieron entre ochenta y cien personas de todas las iglesias locales. Varios de los pastores me dijeron que el servicio realmente los había ayudado.

¿Qué clase de relación puede mantener una iglesia filial con su comunidad?

La Ciencia Cristiana hace que nuestra relación con la comunidad sea natural. Esta relación no es algo aparte de nuestra práctica de la Ciencia; es una parte natural. La Ciencia Cristiana aporta el equilibrio; nivela los valles de posiciones defensivas o las montañas de agresividad que tenemos en nuestro pensamiento respecto a nuestra comunidad.

Puede tener el mismo efecto en las relaciones de nuestra iglesia que en nuestras relaciones individuales. Por ejemplo, me da un mayor sentido de hermandad, un mayor sentido de amor, que Puedo transmitir a otros. No siempre he sido Científico Cristiano. La Ciencia Cristiana ha cambiado mi vida completamente. No soy la persona que era.

Podemos esperar que nuestra práctica de la Ciencia Cristiana cambie nuestra comunidad igual que cambia nuestra vida. El progreso que se ha hecho en esta comunidad en términos de sanar antagonismos y de que haya una mayor apertura hacia la Ciencia Cristiana nunca podría haber ocurrido si nuestra intención hubiera sido la de empujar, o forzar, o hacer que la gente vea.

Este es mi tercer año como representante de la iglesia. Para mí fue una época interesante para participar en esta actividad. Cuando me nombraron por primera vez, había un juicio muy publicitado contra una pareja Científica Cristiana en una ciudad vecina, y había mucho antagonismo en el aire contra la curación por medio de la Ciencia Cristiana. En especial, uno de los ministros religiosos de la asociación estaba muy en contra. En una reunión me hicieron preguntas, y terminé dando una charla de media hora sobre el poder de la oración. Cuando terminé, uno de los ministros me pidió que diera esa charla a su congregación. El ministro que era tan contrario me dijo lo mucho que agradecía mi contribución y cómo había cambiado sus puntos de vista.

¿Qué efecto ha tenido la participación de su iglesia en la asociación?

Me hacen bromas diciendo que se me conoce como el que los mantengo en el camino espiritual. A veces nos ponemos a hablar de cosas que no tienen mucho que ver con nuestro propósito. Indico esto cortésmente; les digo: “Bueno, amigos, ¿acaso no estamos aquí para elevar el nivel de la consciencia espiritual de nuestra comunidad, y así ayudar a las personas a buscar a Dios?” Y por esa clase de comentarios ellos llegan a apreciar más lo que representa la Ciencia Cristiana. Y nuestras actividades están más de acuerdo con nuestro propósito espiritual. Por ejemplo, desde que me uní a la asociación, hemos empezado a tener servicios ecuménicos de Acción de Gracias todos los años en los que los integrantes de la comunidad pueden participar y dar gracias a Dios.

Muy a menudo cuando están tratando algún asunto, específicamente me preguntan cuál es la posición de la Ciencia Cristiana. Por ejemplo, se le pidió a los clérigos que tomaran parte en un foro que iba a tener lugar en el ayuntamiento sobre el tema del sexo, el SIDA y los preservativos en las escuelas secundarias. Ellos me pidieron que los representara y que presentara su posición.

En una reunión me preguntaron cuál era mi punto de vista sobre la curación espiritual, y les mencioné un par de experiencias personales.

¿Se refiere a experiencias de curaciones?

Sí. Por ejemplo, les conté brevemente acerca de una experiencia que tuve cuando me vi envuelto en un accidente en la carretera. Y quisieron saber más detalles. Me llevaron al hospital, y un equipo de médicos trataron de explicarme por qué no debería estar con vida, ya que de acuerdo con los sentidos materiales, según el diagnóstico médico, no había suficientes partes de mi cuerpo intactas; tenía los órganos demasiado dañados y no me quedaban suficientes líquidos vitales para sostener la vida. Sentí que si en algún momento hubiera dejado de confiar en el poder de Dios, habría muerto. Pero, obviamente, viví y sané completamente. Por eso les dije que hay que fiarse de Dios porque es algo que se puede probar, y nuestras experiencias le dan credibilidad al mostrar los resultados de lo que el fiarse de Dios puede hacer.

Cuando me integré a esta asociación de ministros religiosos, me di cuenta de que para ellos la Ciencia Cristiana era una cosa muy vaga. Ahora cada vez veo más evidencia de que la comunidad está valorando más a la Ciencia Cristiana. Ya no se la considera aislada de la comunidad religiosa.

Se nos acepta. Pero lo importante es que se nos acepta como somos. De hecho, el trabajo de esta asociación de ministros religiosos ha cambiado para ajustarse a un propósito más espiritual que muestra lo práctica que es la espiritualidad.

Ni en las actividades de los clérigos en las que no participa la Iglesia de la Ciencia Cristiana hay resentimientos. Todos entienden. Esta posición a favor de la espiritualidad ha traído mucha armonía dentro de la asociación de clérigos, y un mayor aprecio mutuo. Todo este progreso se ha realizado en el espíritu de confraternidad.


Entrevista con el presidente de un comité de servicio a la comunidad

¿Por qué formó su iglesia un comité de servicio a la comunidad?

Por algún tiempo nuestra iglesia había estado perdiendo miembros. Y no se veían caras nuevas ni en la iglesia ni en la Sala de Lectura. Para la comisión directiva era difícil encontrar miembros que ocuparan cargos en los comités, que asumieran puestos que exigían compromisos regulares. Parecía haber letargo y apatía — adormecimiento— respecto a la importancia de apoyar a la iglesia.

¿Quiénes integraban el comité?

Varias personas de la iglesia cuyos puestos incluían servicio a la comunidad: el superintendente de la Escuela Dominical, el Bibliotecario de la Sala de Lectura, el presidente del comité de apoyo a las publicaciones periódicas, y otros.

¿Sabían cuál era su cometido?

Sí. Era simplemente que los miembros debíamos obtener mayor consciencia de nuestro compromiso con la iglesia, y alcanzar a nuestra comunidad.

Recuerdo la primera reunión. Fue interesante; cuanto más hablábamos y tratábamos de escuchar la guía de la Mente, más salía a la superficie el concepto de trabajar por los casos que estaban en los tribunales [en los que se enjuiciaba a Científicos Cristianos por confiar en la oración para sanar a sus hijos]. Estábamos empezando a sentir que lo que esos juicios involucraban estaba afectando a nuestra iglesia, nuestra comunidad, nuestro estado y al movimiento de la Ciencia Cristiana. Esto no se trataba simplemente de lo que parecía una disminución en el número de miembros, sino de un esfuerzo de la mente carnal por empequeñecer la curación cristiana.

¿Qué decidió hacer el comité?

Pues bien, comenzamos por asignarnos lecturas. Tomamos el folleto “Freedom and Responsibility” (Libertad y responsabilidad) que se refiere al cuidado de los niños cuyos padres son Científicos Cristianos, y cada uno de nosotros lo leyó muy detenidamente.

Además decidimos que todos íbamos a leer a diario el capítulo corto de Ciencia y Salud titulado “El magnetismo animal desenmascarado”. Si no podíamos leer todo el capítulo todos los días, leeríamos una página o un párrafo, pero teníamos que ponernos en contacto diario con ese capítulo. Sentimos que eso nos ayudaría a ver qué era lo que estaba tratando de socavar nuestro movimiento, o nuestra iglesia o el comité, cómo sanarlo mediante la oración que reconoce que el mal no tiene ningún poder ante la luz de la totalidad de Dios.

La disciplina diaria de orar científicamente para tratar el magnetismo animal ¡fue alentadora! Por ejemplo, notamos que a medida que veíamos con mayor claridad que el error o el mal es impersonal, perdía su poder para alarmarnos, asustarnos o amenazarnos. Esto trajo mucho entendimiento y esperanza.

Y luego otra cosa que hicimos fue hacer una lista de las curaciones que cada uno de nosotros había tenido. Fue emocionante para todos retroceder y examinar este historial para ver la vastedad de nuestras experiencias de curación. Revelaba experiencias sanadoras muy sustanciales que los miembros de nuestra iglesia filial habían tenido.

En su opinión, ¿tuvo algún efecto este trabajo?

Indudablemente. Los primeros frutos se manifestaron entre los miembros mismos del comité. Pienso que todos admitimos en algún punto que podiamos dar, y que nuestras oraciones son importantes para lo que le está sucediendo a nuestra amada Causa ahora mismo.

Al principio casi nos sorprendió ver lo que estaba pasando en nuestra Sala de Lectura y Escuela Dominical, el evidente aumento en la actividad y animación. Como lo destacamos en una de las reuniones: “¿No es maravilloso lo que puede hacer el poder de la oración?”, un integrante del comité dijo: “Sí, y ¿acaso no demuestra que antes trabajábamos sin ninguna eficacia?” Se podía ver el verdadero progreso en nuestra habilidad para orar por la iglesia.

No mucho después de que nuestro comité inició sus funciones, inesperadamente la gente empezó a venir a la Sala de Lectura, ya sea que entraban al pasar por la calle o se habían enterado de la Ciencia Cristiana por alguien que había ido a una reunión de Alcohólicos Anónimos o por cualquier otra razón. Y lo interesante fue que en el pasado habíamos tenido personas que venían y se quedaban un rato o se llevaban literatura. Y los veíamos un par de veces más, pero nada más. Ahora, en varios casos, los visitantes nuevos continuaron viniendo a la Sala de Lectura, y han asistido a los servicios de nuestra iglesia.

Cuando llegué temprano a nuestra conferencia para trabajar de ujier, al caminar y ver todas esas sillas adicionales, debo admitir que lo primero que me vino al pensamiento fue: “¿Cómo vamos a llenarlas?” Y luego el segundo pensamiento que me vino con igual prontitud fue: “Con todo el buen trabajo metafísico que se está haciendo, ¿por qué no habrán de llenarse?” Y esos asientos no sólo se llenaron, sino que tuvimos que traer más sillas plegables para poner en la parte de atrás. Muchos miembros se sintieron en libertad de invitar visitantes, y ellos aceptaron y vinieron.

¿Qué logró usted individualmente por hacer esta labor?

Una mayor libertad de ser Científico Cristiano. Lo noto en las pequeñas cosas, como por ejemplo ya no cubro el título de una publicación periódica si la leo en un lugar público. No me siento tan intimidado si alguien me quiere hacer preguntas sobre la Ciencia Cristiana.

Probablemente no sorprenda a nadie saber que todos los integrantes del comité de servicio a la comunidad tuvieron curaciones — y éstas incluyen curaciones de algunas enfermedades físicas que habían durado mucho— que creímos se relacionaban muy estrechamente con el trabajo que estábamos haciendo en el comité. Más de un practicista de la zona comentó que había notado una nueva vitalidad en la práctica en nuestra ciudad; más personas nuevas habían ido a las oficinas de los practicistas procurando saber de qué se trataba el tratamiento en la Ciencia Cristiana. Por esto, estamos muy agradecidos.

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