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Durante Un Lapso de varios...

Del número de septiembre de 1993 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante Un Lapso de varios años, aumenté considerablemente de peso. Intenté hacer dieta, ejercicios y ayuno. Mi talla se reducía durante períodos de tiempo, pero nunca en forma permanente. Me atormentaba el hecho de estar siempre con ganas de comer.

Yo había sido estudiante de la Ciencia Cristiana por largo tiempo, y a la larga me di cuenta de que tenía en mis manos un método de tratamiento más eficaz para este problema, uno que traería una solución permanente. En ese momento comencé a dedicar mi energía al estudio de la Biblia y de todos los escritos de Mary Baker Eddy. Como resultado, descubrí que el tiempo que ocupaba anteriormente en pensar en mi cuerpo y su apariencia, era mejor ocuparlo en pensar en Dios. Este estudio renovó mi compromiso de convertirme en una mejor cristiana practicante.

Pocos meses después, pedí una entrevista para visitar a una practicista de la Ciencia Cristiana. Para entonces yo sentía que había hecho progresos en la comprensión y demostración de las verdades espirituales. Sin embargo, aún sentía como si estuviera atrapada en un cuerpo que no me gustaba.

La practicista me recordó que yo soy en verdad una idea espiritual de la única, toda-inteligente, Mente divina, y que Dios sabe que yo tengo dominio sobre "todo animal que se arrastra sobre la tierra" (Génesis). Debido a que esta era la verdad espiritual, yo tenía la capacidad para superar el sutil y continuo deseo de comer de más. Me continuó explicando que al expresar más plenamente el dominio que Dios me había otorgado, el resultado natural sería un estilo de vida balanceado y bien equilibrado. Me recordó las directivas de Cristo Jesús: "No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber".

Después de la entrevista traté de asimilar cómo usar de manera práctica las ideas que la practicista había compartido conmigo. Oré para establecer un mayor equilibrio en mi vida. El resultado inmediato de esta oración fue que encontré más tiempo para estudiar la Ciencia Cristiana y para ocuparme en más actividades fuera de mi casa, en la iglesia, con mi familia, y con vecinos y amigos. Durante este tiempo mi hogar se volvió muy organizado. Me sentí en paz respecto a mis prioridades. La televisión ya no era mi principal centro de atención. Yo estaba activa tanto mental como físicamente.

Continué orando de todo corazón para comprender cómo superar la obesidad sin hacer dieta. Una tarde encontré la respuesta que trajo la curación. Puedo señalar con exactitud el día y la hora en que logré la comprensión que literalmente cambió mi vida. Pude ver que había estado creyendo que el hacer dieta era la manera de lograr dominio. De repente me di cuenta de que el hacer dieta nunca me podría ayudar a alcanzar el dominio espiritual genuino que verdaderamente deseaba. Más aún, también comprendí que debido a que yo era la hija de Dios, yo ya tenía dominio espiritual. Comprendí que necesitaba dejar de buscar un medio para tener dominio y comenzar en su lugar a reconocer el dominio que Dios nos dio y que ya estaba presente y en acción.

En el momento que comprendí esto, tuve una curación instantánea del deseo de comer de más. Comencé a comer cantidades normales y razonables de comida sin restringirme de nada. El continuar orando acerca del equilibrio, me hizo alcanzar un sentido más proporcionado en la preparación de las comidas para toda mi familia. El cocinar se convirtió en una alegre expresión del amor hacia mi familia en lugar de una carga o tarea doméstica.

Al continuar expresando el dominio que Dios me había dado, inmediatamente pude participar de una amplia gama de actividades sin necesidad de "ponerme en forma" primero. No hubo ningún período de acomodación; estuve inmediatamente libre para disfrutar de las actividades físicas normales sin tener que esforzarme demasiado, o estar jadeante, y con un aprecio más elevado de que "Dios es el que en [ti] produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Filipenses).

A partir de esta curación, mi talla ha disminuido considerablemente y he mantenido siempre un peso normal. La curación de comer de más ha sido permanente. También, he alcanzado un entendimiento más profundo acerca de la naturaleza mental de las situaciones discordantes, y he comprendido el poder y la práctica de la oración divinamente inspirada.


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