Varios De Nosotros solíamos reunirnos cada semana para celebrar un culto de la Ciencia Cristiana en una institución de enfermos mentales. La primera semana que me uní al grupo no estaba segura de qué nos esperaba. Cuando empezó la música de órgano, cerca de treinta hombres y mujeres entraron acompañados. Era tan obvia su necesidad, tan lamentable su condición, que me compadecí de ellos y olvidé mi temor. Cuando empezamos a cantar el himno que comienza con las palabras "Gentil presencia",Himnario de la Ciencia Cristiana, N.° 207. de un poema de la Sra. Eddy, descendió tal paz en esa pequeña capilla que verdaderamente sentimos la presencia del Cristo.
Durante los tres años que serví allí, ocupando todos los cargos, desde Lectora hasta acompañante, el culto de la Ciencia Cristiana adquirió un significado especial. Como una de las personas de nuestro grupo comentó: "Realmente captamos el significado del amor". Aprendimos no sólo a conducir un culto, sino a cuidar de todos los que asistían, cómo alentarlos, cómo ayudarlos a regresar a sus habitaciones a través de solitarios y oscuros corredores subterráneos, conocer y aliviar sus necesidades con palabras sanadoras de amor. Durante ese tiempo vimos a varios de nuestros amigos volverse más activos, y salir de la institución para integrarse a su vida normal.
La ayuda que prestamos en esos cultos institucionales nos enseñó a apoyar con más eficacia los servicios religiosos en una Iglesia de Cristo, Científico. Los cultos de la Iglesia no son meramente actividades funcionales, sino ocasiones maravillosas para sanar, para obtener crecimiento espiritual, para emplear la visión espiritual que nos capacita para amar de igual manera a los visitantes y a los miembros. Aun cuando no estemos capacitados para el puesto de solista o de organista, o no hayamos sido elegidos para leer, cada uno tiene un trabajo designado por Dios en cada servicio. Incluso aquellos que no pueden estar presentes, pueden contribuir eficazmente mediante sus oraciones.
¿Qué deben hacer nuestros cultos en bien de la congregación? Cuando Cristo Jesús predicaba a las multitudes, éstas sanaban. Nuestros servicios religiosos también pueden sanar, a medida que quienes asistan sientan que están ante la presencia del Cristo, la Verdad. El solitario debe sentirse amado, el apesadumbrado, consolado. Quienes estén padeciendo de problemas físicos o morales deben salir de la iglesia sintiéndose fortalecidos y purificados. Esto le ocurrió a una mujer que estaba sirviendo de ujier en una iglesia un miércoles por la noche.
Había llegado a la iglesia sintiéndose sumamente enferma, pero quería estar en su puesto durante la reunión. Cuando empezó el culto, le pareció prudente salir del auditorio e irse abajo a descansar con sosiego. Aun allí, podía oír las selecciones bíblicas que leía el lector. Sentía que el Amor divino se comunicaba con ella, allí mismo donde estaba, con amor y curación. Inmediatamente se pudo levantar, completamente bien, y volvió a su puesto.
A medida que cada uno desempeñe su parte en estos servicios religiosos, esto ocurrirá cada vez más. La misma verdad sanadora está con nosotros hoy en día cuando escuchamos a nuestro pastor: la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Podemos esperar ver curaciones, como las que vieron las multitudes que seguían a Jesús.
Es muy obvio que hay maneras prácticas con las que todos podemos contribuir en los cultos. ¡Podemos cantar! Sí, usted puede cantar. Esa experiencia en la institución de enfermos mentales me enseñó a cantar, pues pocos de los pacientes conocían la música de los himnos. De manera que, para ayudarlos, hicimos a un lado nuestra timidez y dirigimos el canto. Aunque antes no había cantado ni una sola nota, llegué a ser una fuerte contralto (aunque algo desentonada). Teníamos que olvidarnos de nosotros mismos y sólo amar y dar, amar y dar. De otra manera no hubiéramos durado allí mucho tiempo.
Así podemos cantar los himnos, decir el Padre Nuestro con comprensión y sinceridad, y leer en voz alta los versículos alternados en la lectura alternativa de la Lección Bíblica que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Los miércoles todos tenemos la oportunidad de compartir testimonios de curaciones. No obstante, hay una parte aún mayor que cada uno puede cumplir.
Tal como la luz que cae sobre un prisma da brillo y color al ámbito que lo rodea, así nuestras oraciones dan el espléndido color de la divinidad a los cultos. Transforman las palabras en verdades sanadoras, y cambian a un adorador más o menos obediente en uno lleno de firme entusiasmo. Sentimos la presencia y el poder del Cristo.
Supongamos que cada miembro de la iglesia viniera a la iglesia temprano y se sentara a orar en bien del servicio religioso. Esto ocurrió en una conferencia a la cual asistimos en cierta ocasión, y los resultados fueron extraordinarios. Asistió una multitud fuera de lo común, hubo varias curaciones durante la conferencia, y después se informó sobre los muchos frutos obtenidos. Ya sea que oremos en nuestro hogar o en la iglesia, nuestras oraciones durante la semana y antes del culto son la contribución más eficaz que podemos hacer. Podemos orar para ver la Palabra de Dios expresada a través de nuestros cultos, extendiéndose en círculos cada vez mayores para bendecir a la congregación, a nuestra comunidad y a la humanidad. Podemos percibir que sólo hay una Mente gobernante, y, debido a que cada una de las ideas de Dios opera bajo el gobierno de esta Mente, podemos expresar y sentir armonía, gozo y paz. Ninguna mente perturbadora, ningún elemento destructivo, puede operar en el reino de Dios, pues la Mente única, todopoderosa y omnipresente, no da lugar ni oportunidad a ningún otro poder.
Esta oración se puede hacer muchas veces durante la semana, no sólo antes del servicio. Una profunda oración de gratitud puede preceder una reunión de testimonios. Es bueno pensar durante el día sobre una experiencia de curación. Cuando pensamos en ella durante la reunión, aun cuando no la expresemos verbalmente, la preparación ha armonizado nuestro pensamiento con el gozo y alabanza que son parte de nuestra reunión de testimonios. Podemos saltar mentalmente de alegría en señal de gratitud por el amor y cuidado de nuestro Padre-Madre Dios.
El Manual de La Iglesia Madre estipula: "Las oraciones en las iglesias de la Ciencia Cristiana deberán ser ofrecidas colectiva y exclusivamente en pro de las congregaciones".Manual, Art. VIII, Sec. 5. Este enfoque específico en las congregaciones de nuestra iglesia es una oportunidad para demostrar la presencia del Amor divino en nuestras reuniones. Ante esa presencia, cada uno puede hallar curación, consuelo y paz. Durante el ofertorio podemos estar seguros de que el Amor divino está respondiendo a toda necesidad de la congregación y de la iglesia, y mientras escuchamos el postludio, podemos regocijarnos de que las verdades de la Lección Bíblica y de todo el servicio salen a bendecir. El profeta Isaías escribe de Dios: "Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié".Isa. 55:11.
Cuando damos una cena, es algo natural ser anfitriones espléndidos; damos la bienvenida a nuestro hogar a todos nuestros invitados, vemos que se sientan confortables, y preparamos una comida muy buena, hasta especial. Al final de la visita, despedimos a nuestros invitados con un abrazo o una sonrisa. En una iglesia filial todos somos anfitriones de los visitantes que vienen a nuestra fiesta de verdades espirituales. Podemos compartir nuestro gozo y amor con ellos, cuidando del forastero en lugar de preocuparnos de los asuntos de un comité o de actividades sociales, olvidándonos de dar la bienvenida a quienes están de visita. El amor que sentimos por los visitantes, no sólo alegrará a quienes nos visitan, sino que el amor a la manera del Cristo que llega a toda la humanidad puede realmente atraer a los forasteros a nuestros servicios. ¿Invitamos alguna vez a un amigo que no es miembro a ir a un servicio religioso? "Yo voy a la iglesia los domingos; ¿te agradaría ir conmigo alguna vez?" puede ser el primer paso hacia la liberación espiritual para alguien que la necesite.
Los ujieres y los que trabajan en el Comité de Bienvenida tienen una función especial que cumplir en nuestros cultos. Cuando vemos al hombre como Dios lo ve: perfecto, sano, fuerte y siempre joven, ayudamos a levantar la carga de todos aquellos que entran en el edificio. Esto es llevar a la práctica nuestra visión espiritual como nuestro Maestro, Cristo Jesús, tuvo que haber hecho cuando vio a las multitudes venir a escuchar sus sermones. Su percepción clara y espiritual discernió lo que era verdad, rechazó la evidencia de enfermedad de toda clase, y el resultado fue la curación.
Si nuestros cultos no parecen tan bien concurridos como podrían serlo, ¿qué podemos hacer? Me agrada recordar la dedicación del miembro de una iglesia cuyos miembros gradualmente se mudaron. Un día se dio cuenta de que él era el único que quedaba. Domingo tras domingo él conducía los servicios religiosos cumpliendo la parte de ambos Lectores. Entonces, después de un tiempo largo, vino un indagador. Pronto, los dos estaban celebrando los cultos juntos. Gradualmente asistieron más y más personas, hasta que hoy en día la iglesia es una filial activa de La Iglesia Madre, y uno de los primeros indagadores está inscrito en The Christian Science Journal como practicista.
Cuando empezó nuestro movimiento, sólo había una Científica Cristiana: la Sra. Eddy. Tal era la dedicación y el amor desinteresado de nuestra Guía que ella oró, compartió, amó, sanó y, gradualmente, fue establecida su Iglesia, La Iglesia Madre. Nosotros también podemos orar y amar y compartir nuestro gozo, y saber que quienes necesitan lo que nuestra iglesia tiene para dar, responderán. La humanidad está esperando desesperadamente la curación por el Cristo que nosotros tenemos para compartir. Hay tantos jóvenes pasando dificultades, tantos desamparados, necesitados, temerosos, enfermos. El Amor divino puede llegar a ellos y, a medida que oremos, seremos guiados a dar pasos prácticos para hallarlos e invitarlos a nuestros servicios religiosos.
El devoto apoyo a nuestros cultos es independiente de gustos y aversiones. Amamos la idea espiritual de Iglesia, la cual Ciencia y Salud define, en parte, como "la estructura de la Verdad y el Amor".Ciencia y Salud, pág. 583. Apoyamos la actividad de la iglesia en la escena humana a medida que eleva, despierta y sana. Estamos agradecidos a todos los que se están esforzando por hacer esto, y estamos resueltos a que ninguna opinión personal, ya sea nuestra o de otros, impida que apoyemos esta obra y que siga adelante. El apoyo devoto y desinteresado que demos a nuestros cultos religiosos, limpia la atmósfera del pensamiento de la crítica, el prejuicio y el temor, y permite que la verdad se exprese para bendecir y sanar.
Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios;
tu buen espíritu
me guíe a tierra de rectitud.
Salmo 143:10
