Uno De Los privilegios de ser miembro de una Iglesia de Cristo, Científico, es la asistencia consecuente a los servicios de la iglesia. En estos tiempos de tanta actividad, el asistir con regularidad quizás parezca ser más una obligación que un privilegio. Sin embargo, concurrir a la iglesia puede ser mucho más que un compromiso rutinario.
A medida que nuestro amor por Dios, por los demás y por la comunidad se profundiza, asistimos a la iglesia por razones menos personales y más espirituales. Como consecuencia, asistimos a los servicios para apoyar el propósito fundamental de la iglesia, que es la curación. Nuestra presencia en los servicios es necesaria porque nuestra inspiración espiritual es necesaria. Es nuestra contribución a la iglesia. Y ayuda a que se produzcan curaciones durante los servicios de la iglesia.
La curación en las iglesias tiene precedentes. Mientras enseñaba en la sinagoga en el día de reposo, Cristo Jesús, demostrando el poder y la gracia ilimitados de Dios, sanó a un hombre que tenía un "espíritu inmundo". En otra ocasión, y recurriendo al mismo Principio divino, Jesús sanó en la sinagoga a una mujer que no podía pararse derecha. Jesús esperaba que sus seguidores hicieran este tipo de curaciones. No es de sorprender que una de las obras de Pedro y de Juan fuera la curación de un hombre cojo de nacimiento, efectuada cuando entraban al templo a la hora de la oración. La curación fue una parte muy importante de la nueva iglesia que Jesús estableció.
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