¿Que Se Necesita para construir una economía sólida? Los líderes del gobierno y de la industria se están esforzando por encontrar respuestas a esta pregunta. Podemos apoyar sus esfuerzos por medio de la oración científica y sanadora, el camino más eficaz para resolver los problemas de la vida. Mary Baker Eddy escribe: “El pensamiento imbuido de pureza, Verdad y Amor, e instruido en la Ciencia de la curación metafísica, es el agente curativo más potente y deseable sobre la tierra”.Escritos Misceláneos, pág. 4.
Cuando los economistas hablan sobre los factores que influyen en la economía, generalmente mencionan la confianza del consumidor. Para estar dispuestos a gastar dinero, la gente necesita confiar en su gobierno y tener estabilidad en su empleo. Por el contrario, cuando las personas temen por su estabilidad laboral y no confían en los gobernantes elegidos, dejan de gastar y esto retrasa la economía. Por lo tanto, la confianza es un ingrediente fundamental para el crecimiento de la economía.
Pero nuestra confianza debe basarse en algo más que en la estabilidad de nuestro empleo y en un salario. En la Ciencia Cristiana aprendemos a basar nuestra confianza en el inmutable amor de Dios, en Su capacidad para mantener una relación correcta con toda Su creación, y para brindar a Su linaje, el hombre, todo el bien.
Como recuerda uno de sus estudiantes, en cierta ocasión la Sra. Eddy compartió estos pensamientos: “En el plano humano,. .. es bueno que pensemos que Dios es nuestro Padre y Madre, quien nos acompaña en todo momento, nos da todo, nos viste, nos alimenta, nos da todo lo bueno y hermoso, y cuida de nuestros cuerpos humanos. Pero en el plano metafísico, el hombre es la imagen de Dios. El hombre nunca fue un niño que luego creció. En el plano metafísico el hombre refleja todo lo que Dios es. Dios es la trinidad, Vida, Verdad y Amor; el hombre existe desde que Dios existe, y refleja todo lo que Dios es y todo lo que Dios tiene. Debemos vivir conscientes de Su Vida y Amor infinitos y omnipresentes”.We Knew Mary Baker Eddy (Boston: The Christian Science Publishing Society, 1979) pág. 137–138.
Estas palabras indican que es necesario percibir el engaño de los sentidos materiales, que definen todo en términos de materia y mortalidad. Sólo cuando comprendemos esto podemos desprendernos conscientemente del punto de vista humano y transformarnos en verdaderos pensadores cristianos.
Fundamentalmente, no son los dólares, los centavos, las acciones y los bonos, ni siquiera una creciente deuda nacional, lo que determina el estado de nuestra economía. Lo esencial es cómo miramos nuestro mundo: a través de la percepción espiritual que Dios nos da, y El sólo ve un universo de ideas perfecto y espiritual, o a través de lo que nuestros sentidos físicos nos muestran.
Es necesario que mejoremos nuestro concepto actual de las cosas, aceptando como la verdad del ser sólo lo que Dios conoce y declara que Su hombre es: la idea del Espíritu. Esto favorece la curación. No podemos corregir un sueño mientras continuamos durmiendo. Sólo cuando despertamos vemos lo que verdaderamente es. Debemos darnos cuenta de que los elementos de la mente carnal (el despilfarro, la codicia y la falta de equilibrio económico) que parecen estar por todas partes y controlar el destino de las naciones, son solo elementos del sueño mortal.
No despertamos al verdadero concepto del hombre y del universo hasta que no dejamos de lado el concepto material de las cosas. Para contribuir con la economía, debemos anhelar ver el Principio y Su idea — discernir la realidad espiritual de la existencia — en lugar de buscar una respuesta al estancamiento de la economía. No es necesario que comprendamos por qué 8 + 8 son 17, porque eso no es correcto. Es necesario que percibamos y comprendamos la verdad del ser, entonces se evidenciarán claramente las soluciones sanadoras para nuestro problema.
La verdad del ser es que hay un solo creador, la Mente pura, Dios, quien sostiene toda la creación dentro de Sí mismo en equilibrio y orden perfectos. La idea más elevada de Dios, Su expresión, es el hombre, quien nunca puede ser separado de Dios, la única Mente y Vida verdaderas del hombre. El hombre refleja pureza, alegría, salud, integridad, inteligencia y paz. El sabe quién es, y es enteramente espiritual. Una economía fluctuante, desempleo, personas sin hogar, y temor, son imágenes negativas de la mente mortal, las cuales no tienen legitimidad, ni sustancia, ni inteligencia, y fundamentalmente, no existe un mundo material donde puedan propagarse y ejercer influencia. Dios ama a Su creación, la cual es completamente espiritual, y cuyo orden nunca ha sido perturbado. Dios es Todo-en-Todo. No tiene adversarios. El mal es una negación, no un hecho.
Estas verdades no son promesas o creencias hipotéticas. Son muy superiores a las creencias humanas. Son verdades absolutas que Cristo Jesús comprendió y empleó en su trabajo sanador. Como sus seguidores, él nos enseñó: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:32.
La oración en la Ciencia Cristiana no es una súplica a un Dios lejano para que se ocupe de nosotros y nos conceda una bendición especial. Más bien es una comunión consciente con nuestra única Mente verdadera, Dios, quien está siempre a nuestra disposición para darnos las realidades sanadoras de Su creación. Estas realidades científicas llegan al pensamiento receptivo a través de una comunicación directa entre Dios y Su idea, el hombre. Llegan con autoridad y poder. Nos muestran que cualquier condición discordante, en este caso una economía inestable, no es la verdad del ser.
¿Puede cualquier persona aprender a dar tratamiento por medio de la oración? Sí, así es. Se trata de la simple pero profunda sumisión de las evidencias opuestas de los sentidos físicos a la autoridad de la realidad espiritual. Razonemos juntos sobre cómo debería comenzar un tratamiento sanador para modificar la situación económica de nuestro mundo.
Podríamos comenzar considerando el desafío que confronta nuestro pensamiento y nuestra propia circunstancia, reduciéndolo así a las cualidades del pensamiento. Los elementos que necesitan curación, tales como el temor y la falta de confianza, quizás sugieran que la reestructuración que está ocurriendo en la economía amenaza nuestro empleo; que no tenemos los recursos necesarios para cumplir con nuestras obligaciones esenciales; que nuestro futuro financiero está en peligro o está desgastado, o que los líderes del gobierno no están tomando las decisiones correctas. No podemos dar tratamiento a estas sugestiones como si estuviéramos frente a algo “ajeno”, separado del pensamiento. Lo que la consciencia individual enfrenta es sencillamente la perspectiva de la mente carnal de un mundo caótico, en el cual el hombre es la víctima. No estamos dando tratamiento a una cosa, sino a un estado de pensamiento, a una mentira sobre Dios y Su creación.
Por lo tanto, es importante que en cualquier caso que estemos tratando, despersonalicemos al error, reduciéndolo a las cualidades del pensamiento, impotentes y negativas, que representa. Entonces lograremos que las cualidades de Dios, poderosas y activas, actúen como un antídoto sosteniendo al pensamiento hasta que el error se someta a la Verdad.
El libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras escrito por Mary Baker Eddy, nos enseña a destruir en primer lugar el temor. Podemos enfrentar el temor reconociendo el inmenso amor de Dios. El Amor divino gobierna completamente su universo de ideas. Todo en el universo de Dios está en perfecto orden. El Amor permite que las ideas se relacionen entre sí armoniosamente. En toda la infinitud del Amor no hay causa para el temor. El Amor preserva a su hijo y otorga plenitud y alegría a cada idea individual. Refiriéndose al hombre, la Sra. Eddy nos dice: “Es la compuesta idea de Dios e incluye todas las ideas correctas.. .” El hombre posee todo lo necesario para su bienestar. Es más, él está consciente de su linaje espiritual y del gobierno absoluto del Amor. Estas verdades contrarrestan poderosamente la visión de la mente carnal de un mundo en caos financiero en el que el hombre es una víctima.
Podríamos afirmar que justamente donde esta percepción parece más real, la luz de la bondad y el amor inmutables de Dios está presente para disipar las predicciones oscuras y pesimistas de la mente carnal, y para revelar que los hijos de Dios son completos y gozosos, ocupándose en los negocios de su Padre. Esta luz también desvanece la representación de la mente carnal de que el hombre tiene un lado oscuro, de que es un mortal egoísta, codicioso, sin escrúpulos y ladino. Quizás las cosas parezcan ser de esta manera; sin embargo ésta es sólo una mentira respecto al hombre.
Al pensar en nuestro gobierno, podemos afirmar que el hombre refleja inteligencia divina. Dios, la Mente pura, le otorga inteligencia y pensamientos creativos que guían y orientan sus pasos. Al percibir esta verdad en oración, la suposición de que las decisiones y opiniones humanas son la realidad ineludible, y que controlan nuestra vida, se desvanece. Es esencial que nos demos cuenta de que el hombre está bajo el competente gobierno de Dios.
Continuamos con nuestra oración analizando cada aspecto del caso, hasta percibir claramente que los hechos espirituales son la única realidad. Esta percepción no puede expresarse en palabras. Supone inspiración espiritual y una estrecha comunión con la Verdad, Dios. Es una convicción que reconoce sólo a Dios y a Su perfecto universo de ideas. Entonces la materia es percibida como un conjunto de opiniones y creencias humanas falsas.
¿Es esta clase de oración verdaderamente eficaz? Sí, lo es. Si cada día cada uno de nosotros diera un tratamiento concienzudo a un solo aspecto de la economía, las mejoras se harían evidentes. La mentira continúa reafirmándose a sí misma sólo porque todo lo que hacemos es protestar constantemente por los problemas económicos, en lugar de decidirnos firmemente a enfrentarlos por medio de la oración.
Nuestro tratamiento consecuente por medio de la oración contribuirá a purificar la perspectiva de la humanidad, llevándola por carriles de pensamiento más inteligentes y productivos. Las vidas individuales reflejarán renovada seguridad, confianza y progreso. Confíe en sus oraciones. Son eficaces para mejorar nuestro mundo.