El Domingo Antes de Navidad fui a la iglesia sintiéndome muy apesadumbrada. La hija de una amiga había fallecido hacía muy pocos días y mi hijo había ido a su casa que está en otro estado para consolarla. Me sentía triste porque esta amiga iba a estar sin su hija y también yo iba a estar sin uno de mis hijos en Navidad.
A medida que oraba para superar esta tristeza, me di cuenta de que Dios es Espíritu infinito y, por lo tanto, El está siempre con nosotros. El es Amor divino, nuestro verdadero Padre-Madre, nunca está ausente y nunca es menos que amoroso.
Estas verdades bíblicas básicas me recordaron que nadie puede, en realidad, estar separado del amor infinito de Dios. Nunca hay una separación verdadera del bien, aun cuando puede que tengamos que orar seriamente para demostrar esto por nuestra propia cuenta. El Espíritu y Sus ideas no pueden ser fragmentados; el hombre es inseparable de su Hacedor. El no puede estar fuera de la bondad y el amoroso y benéfico cuidado de Dios. La Sra. Eddy explica este concepto en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud. Ella escribe: “El hombre espiritual es la imagen o idea de Dios, una idea que no puede perderse ni separarse de su Principio divino”.Ciencia y Salud, pág. 303.
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