Estaba Viajando En avión de regreso a mi casa, volviendo de la reunión con que se había celebrado el décimo año de mi graduación de la escuela secundaria. Durante el vuelo, me dediqué a hacer el autoexamen más exhaustivo a que jamás me había sometido. Durante los tres últimos años me había afiliado a una iglesia filial y después a La Iglesia Madre, La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, Massachusetts.
Sin embargo, cuando regresaba en el avión me sentía profundamente molesta debido al comportamiento que yo había tenido ese fin de semana, totalmente en desacuerdo con los Diez Mandamientos y con las normas de la Ciencia Cristiana. Esas normas parecían haber desaparecido por completo durante el fin de semana. La vergüenza y la culpa que sentía parecían superiores a mis fuerzas. Pero mi estudio de la Ciencia me había enseñado que esos sentimientos negativos se pueden superar y que se puede lograr la verdadera curación de las falsas atracciones y tentaciones. ¿Pero por donde debía empezar?
Yo había estado estudiando acerca de la verdadera naturaleza de Dios y de Su creación, una naturaleza que es totalmente espiritual y que no tiene conexión alguna con lo que perciben los sentidos materiales. Todas las supuestas leyes materiales que nosotros aceptamos como realidades concretas, desde las leyes de gravitación hasta las teorías que suponen que los humanos están a merced de cuerpos físicos que actúan independientemente, demuestran que su base es un sentido equivocado acerca de la creación.
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