Escribo Este Testimonio con profunda gratitud por las bendiciones que han transformado mi vida. Estas bendiciones fueron el resultado de utilizar las verdades que enseña la Ciencia Cristiana.
En mayo de 1986 una catástrofe abatió nuestro hogar con la fuerza de un huracán. Mi esposo fue despedido de su trabajo. Debido a que otros empleados de su departamento estaban involucrados en un gran escándalo, todos los bienes personales de nuestra familia fueron congelados y poco después confiscados por el estado. Mi esposo tuvo que hacer frente a tres casos en la corte y toda la familia tuvo que hacer frente a exagerados informes por parte de la prensa poco después, en 1987, mi querido esposo falleció después de una corta enfermedad.
Yo caí en una desolación mental, y me ví sumergida en gran temor. Pesar, autocompasión, depresión, dolor, congoja y reproche traumatizaban mis pensamientos y emociones; pero estas palabras de un himno del Himnario de la Ciencia Cristiana me dieron algo en que apoyarme:
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