Mis Padres Me inscribieron a temprana edad en una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, y siempre estaré agradecido por los dedicados maestros que me ayudaron durante mi juventud a apoyarme en Dios para la curación.
Antes de la Segunda Guerra Mundial yo había tratado de incorporarme a la aviación de la Marina de los Estados Unidos de América. Esto requería un examen físico completo, y me dijeron que no estaba calificado porque mi vista no llegaba al nivel requerido para entrenar como piloto. Me sentí muy desilusionado. Pero no podía aceptar ese veredicto de ojos imperfectos, recordando la descripción espiritual de ojos que hay en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “Discernimiento espiritual — no material, sino mental”.
Poco después fui enlistado en el Ejército y enviado a hacer entrenamiento básico. Hacia el final del entrenamiento, hicieron un anuncio de que un equipo del Cuerpo de Aviación del Ejército vendría a la ciudad en que estaba nuestra base y tomaría prueba a los candidatos para cadetes del Cuerpo de Aviación. Yo pedí y obtuve permiso para hacer esta prueba.
Hasta entonces yo había estado orando, adhiriéndome mentalmente a los hechos sobre las facultades del hombre tal como están enunciadas en Ciencia y Salud: “Sólo la Mente posee todas las facultades, toda la percepción y comprensión”. También seguí el consejo de la Sra. Eddy: “Estad de portero a la puerta del pensamiento. Admitiendo sólo las conclusiones que queráis que se realicen en resultados corporales, os gobernaréis armoniosamente”.
Cuando el examen de la vista terminó, el doctor se esmeró en decirme: “Si todos los ojos que examino fuesen tan perfectos como los suyos, esta tarea sería fácil”. Después de graduarme como cadete de aviación, serví como instructor de navegación de vuelo. Treinta años después conduje servicios por dos términos de tres años cada uno como Primer Lector en mi iglesia filial, leyendo de la Biblia y Ciencia y Salud sin la ayuda de anteojos.
Cuando hace algunos años presenté una solicitud para un seguro de vida, me solicitaron un examen físico completo. El agente de seguros me comunicó que no había pasado el examen del corazón, y que podría obtener la póliza sólo pagando el doble.
Le agradecí al agente, que sabía que yo era Científico Cristiano, y le pedí que me pidiera otra cita para hacer otro examen del corazón. Yo no podía aceptar el veredicto de que tenía un “corazón imperfecto”. Entonces, antes del examen, estudié todo lo que la Sra. Eddy escribió sobre corazón. Su respuesta a la pregunta “¿Cree usted en la reforma del corazón?” me ayudó mucho: “Sí, creemos, y — lo que es más — comprendemos que tenemos que volvernos de los afectos, aspiraciones y deseos humanos, a la norma divina: ‘Sed, pues, vosotros perfectos’; y también, que debemos volvernos de la creencia de que el corazón es materia y sostiene la vida, a la comprensión de que Dios es nuestra Vida, que existimos en la Mente, vivimos en virtud de ella, y somos en ella” (Escritos Misceláneos).
Cerca de una semana después del examen, el agente vino todo sonriente diciendo que había pasado el examen del corazón y ahora podía obtener mi póliza sin tener que pagar doble.
Más recientemente me apareció un tumor en una oreja; empezó como algo pequeño, pero creció hasta ser grande y feo. Ya no pude pasarlo por alto, como cuando era pequeño, y comencé a orar para comprender mi ser verdadero como hijo de Dios, a quien nada se le puede pegar que no sea bueno o que no provenga de El. Pero no hubo cambio. Entonces me di cuenta de que estaba tratando de sanar una condición material en vez de reconocer mi perfección actual y absoluta, creada por Dios y representativa de mi verdadero ser espiritual. Lo que se necesitaba era este cambio en mi enfoque del problema, y en pocos días el tumor se cayó sin dejar cicatriz.
Estoy tan agradecido por la verdad espiritual en la cual nos podemos apoyar para sanar toda situación humana discordante. Las palabras no alcanzan para expresar mi gratitud por la Ciencia Cristiana, un modo de vivir que todos pueden practicar aquí y ahora.
Glenview, Illinois, E.U.A.
