En Muchos Lugares del mundo continúan las guerras. ¡Las culturas se enfrentan en todas partes! De vez en cuando las noticias nos informan de los intentos de destruir naciones enteras a través de la “depuración étnica”, todos ellos justificados en el nombre del nacionalismo, las tradiciones religiosas o el linaje. Incluso en sociedades donde no existe la guerra abierta, los jóvenes y las familias frecuentemente se dejan arrastrar por la violencia.
¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Cómo podemos restablecer la armonía entre las culturas y en las familias, y ayudar a terminar con el sufrimiento?
La oración puede ayudar y nos acerca a Dios. La Ciencia Cristiana nos enseña que Dios es el Principio creador, el Espíritu infinito, la fuente y la esencia de nuestro ser; no es una fuerza mecánica sino la Mente divina siempre presente, con la cual podemos hablar como con un amado amigo y guía. ¡Dios es el divino Padre-Madre de cada uno de nosotros! Puesto que, como Mente divina El es la inteligencia absoluta, no destructiva sino constructiva, Lo conocemos como Amor. Dios no ha creado elementos opuestos programados para pelearse y destruirse unos a otros.
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