Recientemente Nos Escribió una señora diciendo que había compartido ejemplares del Christian Science Sentinel con algunos amigos. A ellos les gustó lo que leyeron: relatos originales de curación cristiana y artículos que los ayudaron a identificar las tendencias perjudiciales del pensamiento, a la vez que les mostraron cómo la Ciencia Cristiana enfrenta estas tendencias de una manera sanadora. Sin embargo, algunos de estos nuevos lectores del Sentinel hicieron una pregunta muy importante. En todo el mundo hay gente que sufre y muere a causa de la violencia, los desastres naturales, las enfermedades y otros flagelos, y ellos se preguntaban: “¿Por qué permite Dios que sucedan estas cosas?”
Después de que ocurre una tragedia, surgen muchísimas preguntas. ¿Qué estuvo mal? ¿Cómo se podía haber evitado que sucediera? ¿Quién tiene la culpa? ¿Por qué a mí? ¿Por qué a ellos? Y además la pregunta que hicieron estas personas: “¿Por qué permite Dios que sucedan estas cosas?”
Una pregunta lógica. Si Dios es “nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” Salmo 46:1., como leemos en la Biblia, entonces, ¿dónde está Su ayuda?
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