Mary W. Tileston incluye en su libro Daily Strength for Daily Needs (Cómo fortalecerse diariamente para responder a las necesidades diarias), el siguiente versículo del Nuevo Testamento: “Que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad”. 1 Col. 1:10, 11.
A continuación de este pasaje de la Biblia, la Sra. Tileston cita las palabras de Frederick William Robertson, un sacerdote inglés: “La verdadera tarea no debe hacerse con lamentos por lo irreparable, sino con lo mejor que hay dentro de cada uno de nosotros. En vez de estar quejándonos por no tener las herramientas adecuadas, debemos emplear bien las que tenemos”.Daily Strength for Daily Needs (Boston: Little Brown and Company, 1994), pág. 89.
Si nos dedicamos a mirar el mundo que nos rodea y comenzamos a enumerar, meramente, todos sus problemas — crímenes en las ciudades, conflictos étnicos, guerras regionales, odios y prejuicios organizados, carencias y pobreza en gran escala en países subdesarrollados, el maltrato de los niños, enfermedades, contaminación ambiental, destrucción de las principales biosferas, la creciente extinción de especies de plantas y animales y así sucesivamente — sería muy fácil caer en una actitud mental de desamparo “lamentando lo que es irreparable”. Si a continuación miramos lo que aparentemente constituyen los únicos y escasos recursos con que contamos para combatir esos males “llevando fruto en toda obra buena” resultaría muy fácil comprobar con tristeza que estamos “quejándonos por no tener las herramientas adecuadas”.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!